¿Acaso hay algo imposible para el Señor? Dentro de un año volveré a visitarte en esta fecha y para entonces Sara habrá tenido un hijo.
Marcos 1:40 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Un hombre que tenía una enfermedad en su piel se acercó y, de rodillas, suplicó: —Si quieres, puedes limpiarme. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Biblia Nueva Traducción Viviente Un hombre con lepra se acercó, se arrodilló ante Jesús y le suplicó que lo sanara. —Si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio —dijo. Biblia Católica (Latinoamericana) Se le acercó un leproso, que se arrodilló ante él y le suplicó: 'Si quieres, puedes limpiarme. La Biblia Textual 3a Edicion Y llega a Él un leproso rogándole, y le dice: Si quieres, puedes limpiarme. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Llégase a él un leproso que, suplicándole y puesto de rodillas, le dice: 'Si quieres, puedes dejarme limpio'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vino a Él un leproso, rogándole; y arrodillándose ante Él, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. |
¿Acaso hay algo imposible para el Señor? Dentro de un año volveré a visitarte en esta fecha y para entonces Sara habrá tenido un hijo.
¡Los responsables de su muerte son Joab y toda su familia! ¡Que nunca falte en la familia de Joab alguien que sufra de hemorragia o una enfermedad en la piel, o que use muletas, o que muera violentamente, o que pase hambre!».
El Señor castigó al rey con una enfermedad de la piel hasta el día de su muerte. Y, como el rey Azarías tuvo que vivir aislado en una casa, su hijo Jotán quedó a cargo del palacio y del gobierno del país.
Ese día, cuatro hombres que tenían una enfermedad en la piel se hallaban a la entrada de la ciudad. —¿Qué ganamos con quedarnos aquí sentados esperando la muerte? —se preguntaron unos a otros—.
Había mandado a construir y colocar en medio del atrio una plataforma de bronce cuadrada, que medía cinco codos por lado y tres codos de alto. Allí, sobre la plataforma, se arrodilló y, extendiendo las manos al cielo,
Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen alguna enfermedad en su piel son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas noticias.
Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él.
Movido a compasión, Jesús extendió la mano y tocó al hombre, diciéndole: —Sí, quiero. ¡Queda limpio!
Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se arrodilló delante de él. —Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
Entonces se separó de ellos a una buena distancia, se arrodilló y empezó a orar:
Luego cayó de rodillas y gritó: —¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió.