Isaías 8:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 El Señor ha escondido su rostro del pueblo de Jacob, pero yo esperaré en él, pues en él tengo puesta mi esperanza. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo esperaré al Señor, que se ha apartado de los descendientes de Jacob; pondré mi esperanza en él. Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora, pues, esperaré en Yavé, que esconde su rostro al pueblo de Jacob; en él confío. La Biblia Textual 3a Edicion Esperaré a YHVH, que ha escondido su rostro de la casa de Jacob; Sí, a Él esperaré.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Aguardaré a Yahveh, que oculta su rostro a la casa de Jacob, y en él esperaré. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Esperaré, pues, en Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y a Él buscaré. |
Pero si alguien muere, ¿acaso volverá a vivir? Cada día de mi servicio obligatorio esperaré que llegue mi relevo.
Aun cuando digas que no puedes verlo, tu caso está delante de él y debes aguardarlo.
Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza.
Pon tu esperanza en el Señor; cobra ánimo y ármate de valor, ¡pon tu esperanza en el Señor!
Pero tú, espera en el Señor y sigue su camino, que él te exaltará para que heredes la tierra. Cuando los malvados sean exterminados, tú lo verás con tus propios ojos.
Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.
Cuando levantan sus manos, yo aparto de ustedes mis ojos; aunque multipliquen sus oraciones, no las escucharé. »¡Tienen las manos llenas de sangre!
En aquel día se dirá: «¡Sí, este es nuestro Dios; en él confiamos y él nos salvó! ¡Este es el Señor, en él hemos confiado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación!».
Sí, en ti esperamos, Señor, y en la senda de tus juicios; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra vida.
Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad; por eso se levanta para mostrarles compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en él esperan!
Señor, ¡ten compasión de nosotros; pues en ti esperamos! Sé nuestra fortaleza cada mañana, nuestra salvación en tiempo de angustia.
¿Quién entre ustedes teme al Señor y obedece la voz de su siervo? Aunque camine en la oscuridad y sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor y dependa de su Dios.
Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno te tendré compasión», dice el Señor, tu Redentor.
Por causa de la perversa codicia de mi pueblo, me he enojado y lo he castigado; le he dado la espalda, pero él prefirió seguir sus obstinados caminos.
Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios. Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar.
Fuera de ti, desde tiempos antiguos nadie ha escuchado ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que como tú actúe en favor de quienes en él esperan.
Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas; nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.
Nadie invoca tu nombre ni se esfuerza por aferrarse a ti. Pues nos has dado la espalda y nos has entregado en poder de nuestras iniquidades.
“Los babilonios vienen para atacar la ciudad y llenarla de cadáveres. En mi ira y furor he ocultado mi rostro de esta ciudad; la heriré de muerte a causa de todas sus maldades.
Pero tú debes volverte a tu Dios, practicar el amor y la justicia y esperar siempre en él.
Entonces pedirán auxilio al Señor, pero él no responderá; esconderá de ellos su rostro porque hicieron lo malo.
Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!
Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá.
Llegando en ese mismo momento, Ana dio gracias a Dios y comenzó a hablar del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Entonces, comenzando por Moisés y por todos los Profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
«Les voy a dar la espalda» —dijo—, «a ver en qué terminan; son una generación perversa, ¡son unos hijos infieles!
y esperan del cielo a su Hijo Jesús, quien resucitó y nos libra del castigo venidero.
Que el Señor lleve sus corazones a amar como Dios ama y a perseverar como Cristo perseveró.
En otra parte dice: «Yo confiaré en él». Y añade: «Aquí me tienen, con los hijos que Dios me ha dado».
también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Aparecerá por segunda vez ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.