Al llegar dijeron: «¡José vive! ¡Es el gobernador de todo Egipto!». Jacob quedó atónito y no les creía,
Hechos 9:41 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Él, tomándola de la mano, la levantó. Luego llamó a los creyentes y a las viudas, a quienes la presentó viva. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. Biblia Nueva Traducción Viviente Él le dio la mano y la ayudó a levantarse. Después llamó a las viudas y a todos los creyentes, y la presentó viva. Biblia Católica (Latinoamericana) Ella abrió los ojos, reconoció a Pedro y se sentó. El le dio la mano y la ayudó a levantarse; luego llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva. La Biblia Textual 3a Edicion Y dándole la mano, la levantó; y llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Él le dio la mano y la levantó; llamó luego a los fieles y a las viudas y se la presentó vuelta a la vida. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él, dándole la mano, la levantó; y llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. |
Al llegar dijeron: «¡José vive! ¡Es el gobernador de todo Egipto!». Jacob quedó atónito y no les creía,
Elías tomó al muchacho y lo llevó de su cuarto a la planta baja. Se lo entregó a su madre y le dijo: —¡Tu hijo vive! ¡Aquí lo tienes!
Me bendecían los desahuciados; ¡por mí gritaba de alegría el corazón de las viudas!
El Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los malvados.
Él se acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le quitó la fiebre y comenzó a servirles.
Cuando ya se acercaba a las puertas del pueblo, vio que sacaban de allí a un muerto, hijo único de madre viuda. La acompañaba un grupo grande de la población.
El que había estado muerto se incorporó y comenzó a hablar; luego Jesús se lo entregó a su madre.
Y tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza.
En aquellos días, al aumentar el número de los discípulos, se quejaron los judíos de habla griega contra los de habla hebrea de que sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos.
Entonces Ananías respondió: —Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo el mal que ha causado a los que creen en ti en Jerusalén.
Pedro, que estaba recorriendo toda la región, fue también a visitar a los creyentes que vivían en Lida.
La viuda desamparada, como ha quedado sola, pone su esperanza en Dios y persevera noche y día en sus oraciones y súplicas.