Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco? —Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó él.
Génesis 18:27 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Abraham dijo: —Reconozco que he sido muy atrevido al dirigirme así al Señor, yo que apenas soy polvo y ceniza. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Abraham volvió a hablar: —Ya que he comenzado, permíteme decir algo más a mi Señor, aunque no soy más que polvo y cenizas. Biblia Católica (Latinoamericana) Abrahán volvió a hablar: 'Sé que a lo mejor es un atrevimiento hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza, La Biblia Textual 3a Edicion Y respondió Abraham, y dijo: En verdad, aunque soy polvo y ceniza, ahora que me he atrevido a hablar a mi Señor, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Abrahán prosiguió: 'Mira, te ruego. Aunque soy polvo y ceniza, me atrevo a hablar a mi Señor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza: |
Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco? —Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó él.
Y Dios el Señor formó al ser humano del polvo del suelo; entonces sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente.
Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres y al polvo volverás».
y dije en oración: «Dios mío, estoy avergonzado y humillado como para levantar el rostro hacia ti, porque nuestras maldades se han amontonado hasta cubrirnos por completo; nuestra culpa ha llegado hasta el cielo.
¡cuánto más a los que habitan en casas de barro cimentadas sobre el polvo y expuestos a ser aplastados como polilla!
Señor, ¿qué es el ser humano para que lo cuides? ¿Qué es el simple mortal para que en él pienses?
me pregunto: «¿Qué es el hombre para que en él pienses? ¿Qué es el hijo del hombre para que lo tomes en cuenta?».
Moisés buscó el favor del Señor su Dios y le suplicó: —Señor, ¿por qué ha de encenderse tu ira contra este pueblo tuyo, que sacaste de Egipto con gran poder y con mano poderosa?
Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio.
Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los Ejércitos».
A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano.
Jesús contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.
Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: —¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!