»Luego le pregunté: “¿Hija de quién es usted?”. Y cuando ella me respondió: “Soy hija de Betuel, el hijo de Najor y de Milca”, yo le puse un anillo en la nariz y pulseras en los brazos,
Ezequiel 16:12 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 un arete en la nariz, pendientes en tus orejas y una hermosa corona en la cabeza. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza. Biblia Nueva Traducción Viviente un anillo para la nariz, aretes para las orejas y una hermosa corona para la cabeza. Biblia Católica (Latinoamericana) un anillo en tu nariz, aros en tus orejas, y para tu cabeza una espléndida diadema. La Biblia Textual 3a Edicion Te puse un pendiente en tu nariz, zarcillos en tus orejas, y una diadema hermosa sobre tu cabeza. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas y una espléndida diadema en tu cabeza. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y puse una joya en tu frente, y pendientes en tus orejas, y una hermosa corona sobre tu cabeza. |
»Luego le pregunté: “¿Hija de quién es usted?”. Y cuando ella me respondió: “Soy hija de Betuel, el hijo de Najor y de Milca”, yo le puse un anillo en la nariz y pulseras en los brazos,
Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos.
¡Qué hermosas lucen tus mejillas entre los pendientes! ¡Qué hermoso luce tu cuello entre los collares!
En aquel día el Señor de los Ejércitos será una hermosa corona, una diadema gloriosa para el remanente de su pueblo.
Di al rey y a la reina madre: «¡Humíllense, siéntense en el suelo, que ya no ostentan sobre su cabeza la corona de gloria!».
Tan perfecta era tu belleza que tu fama se extendió por todas las naciones, pues yo te adorné con mi esplendor, afirma el Señor y Dios.
Con las joyas de oro y plata que yo te había obsequiado, hiciste imágenes masculinas; con ellas te prostituiste ofreciéndoles culto.
Así dice el Señor y Dios: Quítate el turbante, renuncia a la corona, que todo cambiará. Lo humilde será exaltado y lo excelso será humillado.
»Había ruido de una multitud despreocupada. Vinieron sabeos del desierto, junto a gente común. Adornaron a las mujeres poniéndoles brazaletes en sus muñecas y hermosas coronas sobre sus cabezas.
La llamaré a cuentas por los días en que quemaba incienso a sus baales, cuando se adornaba con zarcillos y joyas y, olvidándose de mí, se iba tras sus amantes», afirma el Señor.