Entonces le dijo: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido.
1 Crónicas 29:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Entonces David bendijo así al Señor en presencia de toda la asamblea: «¡Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para siempre! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego David alabó al Señor en presencia de toda la asamblea: «¡Oh Señor, Dios de nuestro antepasado Israel, que seas alabado por siempre y para siempre! Biblia Católica (Latinoamericana) Después David bendijo a Yavé en presencia de toda la asamblea. Dijo:
'Bendito tú, oh Yavé, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre hasta siempre. La Biblia Textual 3a Edicion Y bendijo David a YHVH delante de toda la congregación, y dijo David: ¡Bendito Tú, oh YHVH, Dios de nuestro padre Israel, por los siglos de los siglos! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Bendijo entonces David a Yahveh en presencia de toda la asamblea diciendo: '¡Bendito seas tú, Yahveh, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para siempre! Biblia Reina Valera Gómez (2023) y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel, nuestro padre, desde la eternidad y hasta la eternidad. |
Entonces le dijo: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido.
y dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca había prometido a mi padre David cuando le dijo:
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino y estás por encima de todo.
Luego David animó a toda la asamblea: «¡Alaben al Señor su Dios!». Entonces toda la asamblea alabó al Señor, Dios de sus antepasados, y se postró ante el Señor y ante el rey.
El pueblo estaba muy contento de poder dar voluntariamente sus ofrendas al Señor; también el rey David se sentía muy feliz.
Cuando Ezequías y sus oficiales fueron y vieron los montones, bendijeron al Señor y a su pueblo Israel.
y dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca había prometido a mi padre David cuando le dijo:
Bendito sea el Señor, Dios de nuestros antepasados, que puso en el corazón del rey el deseo de honrar el Templo del Señor en Jerusalén.
Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios. Y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «¡Amén y amén!». Luego adoraron al Señor, postrándose rostro en tierra.
Señor, quiero alabarte de todo corazón y cantarte salmos delante de los dioses.
Alabaré al Señor toda mi vida; mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios.
Comerán los pobres y se saciarán; alabarán al Señor quienes lo buscan; ¡que su corazón viva para siempre!
Tendieron una red en mi camino y mi ánimo quedó por los suelos. En mi senda cavaron una fosa, pero ellos mismos cayeron en ella. Selah
Pero tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conozca ni nos reconozca Israel; tú, Señor, eres nuestro Padre; ¡tu nombre ha sido siempre «nuestro Redentor»!
Entonces me levantó el Espíritu y detrás de mí oí decir con el estruendo de un terremoto: «¡Bendita sea la gloria del Señor, donde él habita!».
y dijo: «¡Alabado sea por siempre el nombre de Dios! Suyos son la sabiduría y el poder.
Pasado ese tiempo yo, Nabucodonosor, elevé los ojos al cielo y recobré el juicio. Entonces alabé al Altísimo; honré y glorifiqué al que vive para siempre: Su dominio es eterno; su reino permanece para siempre.
»Ustedes deben orar así: »“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Les escribo a todos los amados de Dios que están en Roma, que han sido llamados a ser su pueblo santo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.
Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!».
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.
Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza,
Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para que tengamos una esperanza viva
Cantaban con todas sus fuerzas: «¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!».