Jesús se enteró de que los fariseos sabían que él estaba ganando y bautizando más discípulos que Juan
1 Corintios 1:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar las buenas noticias y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues Cristo no me envió a bautizar sino a predicar la Buena Noticia, y no con palabras ingeniosas, por temor a que la cruz de Cristo perdiera su poder. Biblia Católica (Latinoamericana) De todas maneras, no me envió Cristo a bautizar, sino a proclamar el Evangelio. ¡Y no con discursos sofisticados! Pues entonces la cruz de Cristo ya no tendría sentido. La Biblia Textual 3a Edicion porque no me envió el Mesías a bautizar sino a evangelizar, no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana° la cruz del Mesías. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a evangelizar; y no con sabias palabras, para no privar de eficacia la cruz de Cristo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. |
Jesús se enteró de que los fariseos sabían que él estaba ganando y bautizando más discípulos que Juan
Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedara con ellos algunos días.
Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el misterio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría.
Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, explicando lo espiritual en términos espirituales.
Para nosotros, el motivo de satisfacción es el testimonio de nuestra conciencia: Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la santidad y sinceridad que vienen de Dios. Nuestra conducta no se ha ajustado a la sabiduría humana, sino a la gracia de Dios.
pues algunos dicen: «Sus cartas son duras y fuertes, pero él en persona no impresiona a nadie y como orador es un fracaso».
Quizás yo sea un mal orador, pero tengo conocimiento. Esto se lo hemos demostrado a ustedes de muchas maneras.
Más bien, hemos renunciado a todo lo vergonzoso que se hace a escondidas; no actuamos con engaño ni torcemos la palabra de Dios. Al contrario, mediante la clara exposición de la verdad, nos recomendamos a toda conciencia humana en la presencia de Dios.
Cuando les dimos a conocer la venida de nuestro Señor Jesucristo en todo su poder, no estábamos siguiendo sutiles cuentos supersticiosos, sino dando testimonio de su grandeza que vimos con nuestros propios ojos.