Entonces dijo a José: —Yo había perdido las esperanzas de volver a verte; sin embargo, Dios me ha permitido ver también a tus hijos.
Proverbios 17:6 - Biblia Lenguaje Básico El orgullo de los hijos, son sus padres; la gloria de los ancianos, son sus nietos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Corona de los viejos son los nietos, Y la honra de los hijos, sus padres. Biblia Nueva Traducción Viviente Los nietos son la corona de gloria de los ancianos; los padres son el orgullo de sus hijos. Biblia Católica (Latinoamericana) Los nietos son la corona de los ancianos, así como los padres son el orgullo de sus hijos. La Biblia Textual 3a Edicion Corona de los ancianos son los hijos de los hijos, Honra de los hijos son los padres. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Corona de los ancianos son sus nietos; honor de los hijos, sus padres. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Corona de los viejos son los nietos; y la gloria de los hijos son sus padres. |
Entonces dijo a José: —Yo había perdido las esperanzas de volver a verte; sin embargo, Dios me ha permitido ver también a tus hijos.
y llegó a conocer a los bisnietos de Efraín. También meció en sus rodillas a los hijos de Maquir, que eran sus nietos por parte de Manasés.
Sin embargo, no lo haré mientras tú vivas, sino cuando tu hijo te suceda como rey; y tampoco le quitaré todo el reino, sino que por amor a tu padre David y a la ciudad de Jerusalén que yo he elegido, lo dejaré reinar sobre una tribu.
Sin embargo, por amor a David, Dios permitió que un hijo de Abías reinara en Jerusalén después de él, y además protegió la ciudad de Jerusalén.
Trata con respeto y honor a tu padre y a tu madre. Así podrás vivir muchos años en el país que yo, tu Dios, te voy a dar.
Las riquezas de la gente honrada llegarán hasta sus nietos; las de los pecadores acabarán siendo heredadas por los buenos.
Llegar a viejo es una honra; las canas son la corona que se gana por ser honrado.
Esto es, sacerdotes, lo que os dice el Dios todopoderoso: Los hijos respetan a sus padres, y los esclavos respetan a sus amos. ¡Pues yo soy vuestro Padre y vuestro Amo y, sin embargo, vosotros, sacerdotes, no me respetáis! ¡Me tratáis como si no valiera nada! Es más, despreciáis mi nombre y os atrevéis a preguntarme: ¿En qué te hemos ofendido o faltado al respeto? Y yo, el Dios todopoderoso, os respondo: Me ofendéis cuando despreciáis mi altar, cuando me presentáis como ofrenda animales impuros, que no valen nada porque están ciegos, cojos y enfermos. ¿No creéis que eso está mal? Si esos mismos animales se los ofrecierais a vuestro gobernador, se ofendería y no los aceptaría.