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Lucas 23:40 - Biblia Lenguaje Básico

Pero su compañero lo reprendió: —¿No tienes miedo de Dios? ¿Acaso no estás sufriendo el mismo castigo?

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero el otro criminal protestó: «¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero el otro lo reprendió diciendo: '¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero interviniendo el otro, reprendiéndolo,° dijo: ¿Ni aun temes a Dios, tú que estás en el mismo castigo?°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero el otro lo reprendió, diciendo: '¿Ni siquieras tú temes a Dios, tú que estás padeciendo el mismo suplicio?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿No temes tú a Dios, aun estando en la misma condenación?

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Lòt tradiksyon



Lucas 23:40
12 Referans Kwoze  

A pesar de ello, el rey Ajaz siguió siendo infiel a Dios.


Salmo de David, fiel siervo de Dios. Instrucciones para el director.


Pues bien, Dios de Israel, yo sé que tú buscas gente honesta; pero este pueblo es muy terco, es más duro que una roca y no ha querido arrepentirse. Por eso lo has castigado, pero parece que no le dolió; y aunque lo has aplastado, no ha querido hacerte caso.


No os enemistéis con vuestros hermanos; tan solo corregidlos para que no os hagáis responsables de sus pecados.


Entonces se acercaron los trabajadores que llegaron a las cinco de la tarde y recibieron el salario de un día completo.


Jesús les dijo: —¿Por qué estáis tan asustados? ¿Por qué tenéis tan poca fe? Jesús se levantó y ordenó al viento y a las olas que se calmaran, y el lago quedó totalmente en calma.


Temed más bien a Dios que no solo puede matar el cuerpo, sino que también puede enviaros al infierno. A él sí debéis temerle.


Uno de los criminales que estaban colgados a su lado también lo insultaba: —¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros.


Nosotros sí lo merecemos, porque hemos cometido muchos crímenes; pero este hombre no ha hecho nada malo para merecerlo.


No os hagáis cómplices de los que no conocen a Dios; al contrario, hacedles comprender que están equivocados, pues lo que hacen no conduce a nada bueno.


Todos te honran y te alaban, Señor, pues solo tú eres santo. Todos los países del mundo vendrán a adorarte, porque tus planes de salvación se han dado a conocer.