El soldado le respondió: —Yo estaba en el monte de Guilboa y vi cómo Saúl se lanzó sobre su espada. Saúl vio que se acercaban los filisteos con sus carros de guerra y su caballería,
Lucas 10:31 - Biblia Lenguaje Básico Por casualidad, por el mismo camino pasaba un sacerdote judío. Al ver a aquel hombre, el sacerdote se echó a un lado y siguió su camino. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Biblia Nueva Traducción Viviente »Un sacerdote pasó por allí de casualidad, pero cuando vio al hombre en el suelo, cruzó al otro lado del camino y siguió de largo. Biblia Católica (Latinoamericana) Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vió, tomó el otro lado y siguió. La Biblia Textual 3a Edicion Y por coincidencia, cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y al verlo, pasó por el lado opuesto. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Casualmente, bajaba un sacerdote por aquel camino; y, al verlo, cruzó al otro lado y pasó de largo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció, que descendió un sacerdote por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado. |
El soldado le respondió: —Yo estaba en el monte de Guilboa y vi cómo Saúl se lanzó sobre su espada. Saúl vio que se acercaban los filisteos con sus carros de guerra y su caballería,
Tú los conoces de sobra y sabes muy bien que me ofenden, me avergüenzan y me insultan.
Quien no hace caso de las súplicas del pobre un día pedirá ayuda y nadie se la dará.
He podido contemplar también que en este mundo no son los más veloces los que ganan la carrera, ni tampoco son los más valientes los que ganan la batalla. No siempre los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes tienen mucho dinero, ni todo el mundo quiere a la gente bien preparada. En realidad, todos dependemos de un momento de suerte,
Lo que quiero es que compartáis el pan con los que tienen hambre, que deis refugio a los pobres, que vistáis a los que no tienen ropa, y ayudéis a los demás».
Los profetas solo dicen mentiras, los sacerdotes hacen lo que quieren, y mi pueblo parece estar feliz. Pero ¿qué haréis cuando llegue el fin?
¡Escuchadme, sacerdotes! ¡Atiéndeme, pueblo de Israel! ¡Presta atención, casa del rey! Yo os voy a juzgar y a castigar porque habéis engañado a mi pueblo. Habéis hecho a Israel aún más rebelde y le habéis obligado a adorar a otros dioses en los santuarios de Mispá y del Tabor.
En el camino que lleva al santuario de Siquén, los sacerdotes actúan como ladrones: se esconden para asaltar y matar a todos los que pasan por allí.
Prefiero que se cierren las puertas de mi Templo a que encendáis en vano fuego en mi altar; estoy muy molesto con vosotros y os aseguro que no voy a aceptar esas ofrendas.
Jesús le dijo: —Un día, un hombre iba de Jerusalén a Jericó. En el camino lo asaltaron unos ladrones que, después de golpearlo, le robaron todo lo que llevaba y lo dejaron medio muerto.
Luego pasó por ese lugar uno de los que ayudaban en el culto del Templo, el cual vio al hombre herido, pero se hizo también a un lado y siguió su camino.
Entonces Rut se fue a un campo de cebada y comenzó a recoger las espigas que dejaban los segadores. Sin saberlo, Rut se había ido a trabajar al campo de un familiar de Elimélec, el difunto marido de Noemí. Ese familiar se llamaba Boaz, y además era muy rico y muy importante en Belén.