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Levítico 7:1 - Biblia Lenguaje Básico

La ofrenda para hacer las paces es algo sagrado. Por lo tanto, el animal que me ofrezcáis se degollará a la entrada de la Tienda del encuentro, y su sangre será derramada sobre los cuatro costados del altar.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Asimismo esta es la ley del sacrificio por la culpa; es cosa muy santa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Estas son las instrucciones para la ofrenda por la culpa; la cual es sumamente santa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Esta es la ley de la víctima ofrecida por un el delito: esta víctima es cosa muy santa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Esta es la ley de la ofrenda por la culpa. Es cosa santísima:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

'Ésta es la ley del sacrificio de reparación. Es cosa sacratísima.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Asimismo esta es la ley de la ofrenda por la transgresión; es cosa muy santa.

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Lòt tradiksyon



Levítico 7:1
17 Referans Kwoze  

Coré, hijo de Imná, de la tribu de Leví, tenía a su cargo la vigilancia de la entrada este del Templo, y era el responsable de cuidar las ofrendas que la gente daba voluntariamente a Dios. También se encargaba de repartirlas entre los sacerdotes y levitas. Coré tenía seis colaboradores que, con toda honradez, repartían las ofrendas entre los sacerdotes y levitas, que vivían en las ciudades y campos de pastoreo del territorio de Judá. Los sacerdotes que recibían esa ayuda debían ser descendientes de Aarón, y los levitas debían estar en la lista oficial de ayudantes al servicio de Dios. Estos eran los seis colaboradores de Coré: Eden, Minyamín, Josué, Semaías, Amarías y Secanías. El reparto se hacía de la siguiente manera: en un libro estaban escritos los nombres de todos los sacerdotes y sus ayudantes mayores de tres años. La lista de los sacerdotes seguía el orden de la familia a la que pertenecían, y la lista de los levitas tenía una sección con todos los que eran mayores de veinte años, según el turno y el trabajo que hacían. Como todos ellos estaban permanentemente dedicados al servicio del culto a Dios, en el libro también estaban registrados los nombres de todos sus familiares, es decir, de sus esposas, hijos e hijas. Y así, todos los sacerdotes y levitas que iban al Templo para cumplir con sus trabajos diarios, según el turno y trabajo que les tocaba hacer, recibían la parte que les correspondía.


En el vestíbulo de ese pórtico había cuatro mesas, dos a cada lado; sobre esas mesas mataban a los animales para los diferentes tipos de ofrendas.


Ellos podrán comer las ofrendas de cereales y de los animales que los israelitas me presentan. Todo lo que los israelitas aparten para mí, será para ellos.


Entonces me dijo: —Aquí es donde los sacerdotes deben cocer la carne de los animales que me ofrecen para el perdón de sus pecados; aquí también deben cocinarse las ofrendas de cereales. De este modo no hará falta sacar la comida al patio exterior, donde la gente podría entrar en contacto con estos alimentos sagrados.


Los que tengan alguno de estos defectos podrán participar de las ofrendas que los israelitas me presentan,


Si quien cometió el pecado no tiene dinero para comprar las dos palomas o los dos pichones, podrá presentarme como ofrenda para obtener el perdón de sus pecados dos kilos de harina de la mejor calidad. Se la llevará al sacerdote, y él tomará un puñado de harina y lo quemará sobre el altar. Así, os acordaréis de que yo soy quien os da todas las cosas. Esta es una ofrenda para obtener el perdón de pecados, así que no pongáis sobre ella ni aceite ni incienso.


Dios dijo también a Moisés:


—Si alguien, aunque sea sin darse cuenta, me ofende al no darme lo que me corresponde, deberá presentarme como ofrenda un carnero sin ningún defecto que ha de ser debidamente valorado según el precio oficial del santuario. El sacerdote me ofrecerá el carnero, y yo perdonaré al que me ofendió. Pero si lo prefiere, puede rescatar al carnero pagando una cantidad de dinero equivalente al valor que tenga el animal, más un veinte por ciento del precio según el valor de la moneda oficial del santuario. Cuando el carnero sea entregado al sacerdote, este lo presentará como ofrenda para pedir el perdón de aquel que ofendió a Dios, y será perdonado.


Si quien cometió el pecado no tiene dinero para comprar un cordero, me ofrecerá entonces dos palomas o dos pichones. Llevará las dos aves al sacerdote, y el sacerdote me ofrecerá una de ellas como ofrenda para obtener el perdón del pecado, y la otra la quemará por completo en mi honor. A la primera le retorcerá el cuello, pero no le arrancará la cabeza;


Dios ordenó también a Moisés


comenzando un nuevo período de consagración a mí. Como ofrenda de reparación por el pecado deberá traer un cordero de un año. Por haberse contaminado, ya no se le tomará en cuenta al nazireo todo el tiempo que estuvo a mi servicio. Por eso, el día que haga sus ofrendas, empezará a contar de nuevo el tiempo de su promesa.