Un día, Lámec dijo a sus dos mujeres: —Adá y Selá, mujeres mías: ¡escuchadme, prestadme atención! Si un hombre me hiere, lo mataré; y lo mismo haré si un muchacho me hace daño.
Levítico 19:18 - Biblia Lenguaje Básico No seáis rencorosos ni vengativos, antes bien que cada uno ame a su prójimo como se ama a sí mismo. Yo soy vuestro Dios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente »No busques vengarte, ni guardes rencor contra tus hermanos israelitas, sino ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) No te vengarás ni guardarás rencor contra tus paisanos, sino que más bien amarás a tu prójimo como a ti mismo, pues Yo soy Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion No te vengarás, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo.° Yo, YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No seas vengativo ni rencoroso contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Yahveh. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo; mas amarás a tu prójimo como a ti mismo: Yo soy Jehová. |
Un día, Lámec dijo a sus dos mujeres: —Adá y Selá, mujeres mías: ¡escuchadme, prestadme atención! Si un hombre me hiere, lo mataré; y lo mismo haré si un muchacho me hace daño.
Absalón, por su parte, dejó de hablar a Amnón, ni para bien ni para mal, pues lo odiaba por haber violado a su hermana.
y antes de comenzar dijo a sus criados: —Vigilad bien a Amnón y, cuando ya esté muy borracho y yo os indique que lo matéis, matadlo. No tengáis miedo, pues soy yo quien os ordeno matarlo.
Nunca hables de venganza; es mejor que confíes en Dios, y él vendrá en tu ayuda.
antes bien tratadlos como si fueran israelitas y amadlos como si de vosotros mismos se tratara, pues también vosotros fuisteis extranjeros en Egipto. Yo soy vuestro Dios.
Un joven vino a ver a Jesús y le preguntó: —Maestro, ¿qué cosas buenas debo hacer para tener vida eterna?
honra a tu padre y a tu madre; ama a los demás tanto como te amas a ti mismo.
Os doy un mandamiento nuevo: Amaos unos a otros de la misma manera que yo os he amado.
Si alguien os trata mal, no le paguéis con la misma moneda. Al contrario, buscad siempre hacer el bien a todos.
y no busquéis la venganza, sino dejad que Dios se encargue de castigar a los malvados. Pues en las Escrituras Dios dice: «A mí me corresponde vengarme. Yo daré a cada cual su merecido».
Porque ellos están para servir a Dios y para beneficiaros a vosotros. Pero si os portáis mal, ¡echaos a temblar!, porque la espada que llevan no es de adorno. Ellos están para servir a Dios, pero también para castigar a los que hacen el mal.
En la ley hay mandatos como estos: «No seáis infieles en el matrimonio. No matéis. No robéis. No os dejéis dominar por el deseo de tener lo que otros tienen». Estos mandamientos, y todos los demás, pueden resumirse en uno solo: «Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo».
Porque toda la ley de Dios se resume en un solo mandamiento: «Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo».
Adoran a dioses falsos, practican la brujería y odian a los demás. Se pelean unos con otros, son celosos y se enfadan por todo. Son egoístas, discuten y causan divisiones.
No seáis agresivos ni rencorosos; no os comportéis con ira ni utilicéis gritos o insultos. Dejad de hacer el mal.
En plena calle morirán vuestros hijos, dentro de casa reinará el espanto; y todos veréis cómo mueren vuestros ancianos, vuestros jóvenes y vuestros niños.
Pero ahora tenéis que abandonar todo eso; así que no os dejéis llevar por la ira, el rencor o el deseo de hacer el mal; no ofendáis a Dios ni insultéis a vuestros semejantes.
Además, como todos sabemos, Dios ha dicho que «él se vengará de sus enemigos y que los castigará por todo lo malo que han hecho». Y también ha dicho que «él será quien juzgue a su pueblo».
Si cumplís el mandamiento más importante de la Escritura, haréis muy bien. Ese mandamiento dice: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».
Por lo tanto, dejad de hacer el mal. No digáis mentiras, ni seáis hipócritas, envidiosos o chismosos.
Ha sido Jesucristo quien nos dio este mandamiento: «¡Amad a Dios, y amad también a los hermanos!».