Bib sou entènèt

Piblisite


Tout bib la Ansyen Testaman Nouvo Testaman




Juan 12:48 - Biblia Lenguaje Básico

El que me rechaza y no obedece lo que enseño, mi propio mensaje lo condenará cuando llegue el fin del mundo.

Gade chapit la
Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.

Gade chapit la

Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero todos los que me rechazan a mí y rechazan mi mensaje serán juzgados el día del juicio por la verdad que yo he hablado.

Gade chapit la

Biblia Católica (Latinoamericana)

El que me rechaza y no recibe mi palabra ya tiene quien lo juzgue: la misma palabra que yo he hablado lo condenará el último día.

Gade chapit la

La Biblia Textual 3a Edicion

El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: La palabra que hablé, ella lo juzgará en el día postrero.

Gade chapit la

Biblia Serafín de Ausejo 1975

El que me rechaza y no recibe mis palabras tiene ya quien lo condene: la palabra que yo he anunciado, ésa lo condenará en el último día.

Gade chapit la

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, esta le juzgará en el día final.

Gade chapit la
Lòt tradiksyon



Juan 12:48
36 Referans Kwoze  

Todos lo despreciaban y rechazaban. Fue un hombre que sufrió el dolor y experimentó mucho sufrimiento. Todos evitábamos mirarlo; lo despreciamos y no hicimos caso de él.


Os aseguro que, en el día del juicio final, ese pueblo será tratado con más dureza que las ciudades de Sodoma y Gomorra.


Jesús les dijo: —¿No recordáis lo que dicen las Escrituras?: «La piedra despreciada por los constructores ahora es la más importante de todas. Así lo ha hecho Dios, es algo maravilloso».


Cuando yo, el Hijo del hombre, regrese, vendré como un rey poderoso, rodeado de mis ángeles, y me sentaré en mi trono.


¿No recordáis lo que dicen las Escrituras?: «La piedra despreciada por los constructores ahora es la más importante.


Los que crean en mí y se bauticen se salvarán. Pero a los que no crean en mí, yo los voy a rechazar.


Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos lo que le iba a pasar, les decía: —Yo, el Hijo del hombre, voy a sufrir mucho. Seré rechazado por los líderes del pueblo, por los sacerdotes principales y por los maestros de la Ley. Me van a matar, pero tres días después resucitaré.


Luego Jesús les dijo a sus discípulos: —Cualquiera que os escuche a vosotros, me escucha a mí y cualquiera que os rechace a vosotros, a mí me rechaza; y la persona que me rechaza, rechaza también a Dios, que fue quien me envió.


Pero primero tendré que sufrir cosas terribles, y la gente de este tiempo me rechazará.


Jesús miró a todos fijamente y les dijo: —Entonces, cuando las Escrituras dicen: La piedra que los constructores despreciaron ahora es la más importante de todas. ¿Qué quieren decir con esas palabras?


Pero los fariseos y los maestros de la Ley no quisieron aceptar los planes de Dios ni que Juan los bautizara.


Jesús también dijo a sus discípulos: —Yo, el Hijo del hombre, voy a sufrir mucho. Los líderes del país, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley me rechazarán y me darán muerte. Pero tres días después resucitaré.


Si alguno se avergüenza de mí y de mis enseñanzas, entonces yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de esa persona cuando venga con toda mi gloria y con la gloria de mi Padre y de los santos ángeles.


Y Marta le dijo: —Claro que sí, cuando llegue el fin de los tiempos y los muertos resuciten.


No creáis que os voy a acusar ante mi Padre. Vosotros habéis confiado en lo que Moisés escribió; pues bien, será él quien os acuse.


Y lo que quiere el que me ha enviado, es decir mi Padre, es que yo no pierda ninguno de los que me confió, sino que los resucite en el último día.


Los hijos de Dios escuchan con atención todo lo que él dice. Vosotros, en cambio, como no sois sus hijos, no le hacéis caso.


Porque él ya tiene decidido en qué día juzgará a todo el mundo, y será justo con todos. Lo hará por medio de Jesús a quien ha elegido y dado poder para ello resucitándolo de entre los muertos.


El que no le obedezca, dejará de formar parte de nuestro pueblo».


Los únicos que no pueden entender la buena noticia que anunciamos son los que no se salvarán.


No dejéis de asistir a las reuniones de la comunidad, cosa que hacen algunos; al contrario, animaos unos a otros, más aún cuando ya estáis viendo que se acerca el día del Señor.


Tened cuidado con no rechazar a Dios, que os habla. Porque si los israelitas que lo rechazaron cuando les hablaba aquí en la tierra no se libraron del castigo, mucho menos nos libraremos nosotros cuando nos llama la atención desde el cielo.


con más razón seremos castigados nosotros si no reconocemos el gran valor de la salvación que él nos ofrece. Porque el mismo Señor Jesús fue el primero en comunicar el mensaje de salvación y después los que oyeron ese mensaje nos demostraron que era verdad.


Cada palabra que Dios pronuncia es eficaz y tiene vida. La Palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos y deja en claro si son buenos o malos.


Vosotros tenéis fe en Dios y por eso él os protege con su poder, para que podáis ser salvos tal y como lo tiene planeado para los últimos tiempos.


En primer lugar, tened en cuenta que, en los últimos días, vendrán algunos que vivirán según sus malos deseos. Se burlarán de vosotros


pero, con ese mismo poder, ha dado la orden de que los cielos y la tierra que ahora existen sean destruidos por el fuego el día en que Dios juzgue a todos y destruya a los que hacen el mal.


Pero ahora me rechazáis y, olvidando que soy yo quien os he ayudado en todos vuestros apuros y problemas, pedís que os proporcione un rey. Pues bien, presentaos ante mí por tribus y familias.


Dios le dijo: —Haz lo que te piden. No te están rechazando a ti, sino a mí. ¡No quieren que yo sea su rey!