Dios quiso hacer sufrir a su Siervo, que, por haberse ofrecido por nosotros, tendrá una larga vida, llegará a ver a sus descendientes y por medio de él triunfarán los planes de Dios.
Juan 10:15 - Biblia Lenguaje Básico Y así como el Padre me conoce, yo le conozco a él y estoy dispuesto a dar la vida por mis seguidores. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. Biblia Nueva Traducción Viviente como también mi Padre me conoce a mí, y yo conozco al Padre. Así que sacrifico mi vida por las ovejas. Biblia Católica (Latinoamericana) lo mismo que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Y yo doy mi vida por las ovejas. La Biblia Textual 3a Edicion así como el Padre me conoce y Yo conozco al Padre,° y pongo mi vida por las ovejas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy mi vida por las ovejas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Como el Padre me conoce, así también yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. |
Dios quiso hacer sufrir a su Siervo, que, por haberse ofrecido por nosotros, tendrá una larga vida, llegará a ver a sus descendientes y por medio de él triunfarán los planes de Dios.
Lo arrestaron y juzgaron injustamente, nadie lo defendió ni se preocupó por él; por culpa de nuestros pecados, le quitaron la vida.
Pasadas las sesenta y dos semanas, vendrá un rey con su ejército y matará al Príncipe elegido. ¡Jerusalén y el Templo serán destruidos por completo! El fin llegará de repente, como llega una inundación. ¡La guerra y las destrucciones que habían sido anunciadas seguirán hasta que llegue el fin!
Esto es lo que dice el Dios todopoderoso: Álzate, espada, contra mi pastor, contra aquel que me ayuda. Hiere al pastor y el rebaño se dispersará; incluso los más débiles serán golpeados.
Y dijo a los que estaban allí: —Mi Padre me ha dado todo y es el único que me conoce, porque soy su Hijo. Nadie me conoce a mí, que soy su Hijo, tan bien como mi Padre y nadie conoce a mi Padre a no ser yo, que soy su Hijo; y también le conocerán aquellos a quienes yo se lo comunique.
Yo mismo, el Hijo del hombre, soy así. No he venido a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. He venido para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo daré mi vida.
En ese mismo momento, el Espíritu Santo llenó a Jesús de alegría. Entonces Jesús dijo: —Padre mío, que gobiernas el cielo y la tierra, te alabo porque has mostrado estas cosas a los niños y a los que son como ellos. En cambio, no se las has mostrado a los que son sabios y se las dan de inteligentes. Así lo has querido tú, Padre mío.
Luego Jesús dijo a la gente que estaba con él: —Mi Padre me ha entregado todo, y nadie me conoce mejor que él. Y nadie conoce a mi Padre mejor que yo, que soy su Hijo y elijo a quienes yo quiera dárselo a conocer.
Yo soy el buen pastor. El buen pastor está dispuesto a morir por sus ovejas.
Padre, tú eres justo, pero los de este mundo no te conocen. Yo sí te conozco, y los que me diste saben que tú me enviaste.
Como os he dicho, Dios mi Padre me envió, y nadie más ha visto al Padre sino solo yo.
En realidad, vosotros no le conocéis. Yo sí le conozco. Le conozco, y cumplo sus mandatos. Si dijera lo contrario, sería un mentiroso como vosotros.
Jesucristo entregó su vida para que Dios perdonara nuestros pecados y nos librara de este mundo malvado. ¡Así lo ha dispuesto Dios, nuestro Padre,
Pero Cristo se hizo por nosotros maldito y así nos libró de la maldición que cae sobre el que no obedece la ley. Porque la Escritura dice: «Dios maldecirá a cualquiera que muera colgado de un madero».
Debéis amar a los demás, como Cristo nos amó y se entregó a la muerte por nosotros como si fuera una ofrenda y un sacrificio de aroma agradable que se hace a Dios.
Él quiso morir para rescatarnos de todo lo malo y para purificarnos de nuestros pecados, haciendo de nosotros su pueblo, un pueblo deseoso de hacer el bien.
Cristo hizo suyos nuestros pecados y por eso murió en la cruz. Lo hizo para que nosotros dejemos por completo de pecar y vivamos para hacer el bien. Cristo fue herido para que vosotros fuerais sanados.
Porque Cristo murió una vez y para siempre para perdonar nuestros pecados. Él era bueno e inocente y sufrió por los pecadores para llevaros a Dios. Como hombre mortal, padeció la muerte, pero como espíritu volvió a la vida.
que ha muerto para que Dios perdone nuestros pecados y los de todo el mundo.