Miqueas continuó: —Escucha esto que te digo de parte de Dios: Yo he visto a Dios sentado sobre su trono. Todos los ángeles del cielo estaban de pie junto a él, unos a su derecha y otros a la izquierda.
Jeremías 7:2 - Biblia Lenguaje Básico —Jeremías, ve a la puerta del Templo y desde allí anuncia este mensaje: ¡Escuchadme, todos los que vivís en Judá y pasáis por estas puertas para adorar a nuestro Dios! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente «Vete a la entrada del templo del Señor y dale el siguiente mensaje al pueblo: “Oh Judá, ¡escucha este mensaje del Señor! ¡Escúchenlo, todos ustedes que aquí adoran al Señor! Biblia Católica (Latinoamericana) Párate en la puerta de la Casa de Yavé y publica allí esta palabra: Escuchen, hombres de Judá, que entran por esta puerta a adorar a Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion Ponte en la puerta de la Casa de YHVH, y proclama allí esta palabra. Di: ¡Oíd el oráculo de YHVH, todos los habitantes de Judá que entráis por estas puertas para postrarse ante YHVH! Biblia Serafín de Ausejo 1975 'Ponte en la puerta del templo de Yahveh y anuncia allí esta palabra y di: escuchad la palabra de Yahveh, todos los de Judá, que entráis por estas puertas para adorar a Yahveh. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Párate a la puerta de la casa de Jehová, y predica allí esta palabra, y di: Oíd la palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová. |
Miqueas continuó: —Escucha esto que te digo de parte de Dios: Yo he visto a Dios sentado sobre su trono. Todos los ángeles del cielo estaban de pie junto a él, unos a su derecha y otros a la izquierda.
Escuchadme bien vosotros que sois como los jefes de Sodoma, igual que los habitantes de Gomorra». Estad atentos a esto que Dios os dice:
Israelitas, escuchad la palabra de nuestro Dios: No os portéis como se portan los paganos ni os asustéis cuando veáis señales en el cielo como se asustan las otras naciones.
Dios me dijo: —Anuncia todo esto en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Diles que presten atención a las obligaciones de este pacto y que las cumplan.
Cuando Jeremías volvió de profetizar en el Tófet, se detuvo a la entrada del Templo de Dios. Desde allí dijo a todo el pueblo:
—Jeremías, ve y diles de mi parte a todos los habitantes de Jerusalén: Yo recuerdo, pueblo de Israel, que en tus primeros años me amabas solo a mí. Parecías una novia enamorada y me seguiste por el desierto, por tierras donde nada crece. Tú eras solo mío; ¡fuiste mi primer amor! Si alguien te hacía algún daño, sufría las consecuencias. Soy yo, Dios, quien lo asegura.
Escuchadme, israelitas: Yo no traté mal a vuestros antepasados, sin embargo, ellos se alejaron de mí. Adoraron a ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles.
—Ve al patio de mi Templo. Quiero que hables con la gente de toda Judá que viene a adorarme. Comunícales todo lo que te voy a decir, sin que falte nada.
Yo le contesté, también en presencia de los sacerdotes y de todos los que allí estaban:
Así que tendrás que ir tú. Irás un día en que el pueblo esté haciendo ayuno y leerás en voz alta todo lo que te he dictado. Son palabras del mismo Dios. Asegúrate de que te escuchen todos los que viven en Jerusalén y toda la gente que haya venido al Templo desde las otras ciudades de Judá.
Luego Jeremías se dirigió al pueblo, sobre todo a las mujeres, y añadió: —Vosotros, gente de Judá que vivís en Egipto, escuchad bien lo que el todopoderoso Dios de Israel os dice:
El poder de Dios vino sobre mí y su espíritu me llevó a un valle que estaba lleno de huesos.
¡Escuchadme, sacerdotes! ¡Atiéndeme, pueblo de Israel! ¡Presta atención, casa del rey! Yo os voy a juzgar y a castigar porque habéis engañado a mi pueblo. Habéis hecho a Israel aún más rebelde y le habéis obligado a adorar a otros dioses en los santuarios de Mispá y del Tabor.
Tú dices que yo no debo profetizar contra los israelitas, porque son descendientes de Isaac. Pues escucha lo que Dios me manda que te diga: «En esta misma ciudad, tu mujer se hará prostituta, y tus hijos y tus hijas morirán atravesados por la espada. Otros se quedarán con tus tierras, tú morirás lejos de tu patria, y los israelitas serán llevados cautivos a un país muy lejano».
¡Escuchadme bien, pueblos todos de la tierra! ¡Prestadme atención, habitantes de este país! Yo soy el Dios de Israel y desde mi santo Templo voy a denunciar vuestras maldades.
¡Escuchadme, vosotros, jefes y gobernantes de Israel! ¡Deberíais hacer justicia, pero hacéis todo lo contrario! Preferís hacer lo malo, en lugar de hacer lo bueno. Maltratáis a mi pueblo hasta arrancarle la piel y dejar sus huesos a la vista.
¡Escuchadme, jefes y gobernantes de Israel! Vosotros rechazáis la justicia, y no respetáis ninguna ley.
Jesús le dijo: —¿Por qué me preguntas a mí? Yo he hablado delante de todo el mundo. Siempre he enseñado en las sinagogas y en el Templo, y nunca he dicho nada en secreto. Pregúntales a los que me han escuchado. Ellos os dirán lo que he enseñado.
—Id al Templo y, puestos de pie, anunciad al pueblo todo lo relacionado con esta forma de vida.
Y tanto en el Templo como en las casas no dejaban de enseñar y de anunciar la buena noticia acerca de Jesús, el Mesías.
Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios dice a las iglesias. Los que salgan vencedores jamás serán separados de Dios.
Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios dice a las iglesias. A los que salgan vencedores les daré a comer del maná escondido y les entregaré una piedra blanca. Sobre esa piedra está escrito un nuevo nombre que nadie conoce. Solamente lo conocerán los que reciban la piedra.
Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios dice a las iglesias.
Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios dice a las iglesias. A los que salgan vencedores les daré a comer el fruto del árbol que da vida, un árbol que crece en el paraíso de Dios.
Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios dice a las iglesias.
Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios dice a las iglesias.
Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios dice a las iglesias.