Llegó el momento en que Job ya no pudo más y comenzó a maldecir el día en que nació.
Apocalipsis 13:6 - Biblia Lenguaje Básico Y así lo hizo: abrió su boca y empezó a insultar a Dios, a su Templo y a todos los que están en el cielo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Biblia Nueva Traducción Viviente Y abrió la boca con terribles blasfemias contra Dios, maldiciendo su nombre y su habitación, es decir, a los que habitan en el cielo. Biblia Católica (Latinoamericana) Abrió, pues, su boca para insultar a Dios, insultar su Nombre y su santuario, es decir, a los que habitan en el cielo. La Biblia Textual 3a Edicion Y abrió su boca en blasfemias contra Dios,° para blasfemar su nombre y su tabernáculo, a los que moran° en el cielo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Abrió su boca para blasfemar contra Dios y maldijo su nombre, el de su morada y el de los que moran en el cielo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre y su tabernáculo, y a los que moran en el cielo. |
Llegó el momento en que Job ya no pudo más y comenzó a maldecir el día en que nació.
El rey del norte hará todo lo que quiera. Será tanto su orgullo que se creerá superior a todos los dioses. Hasta llegará a ofender gravemente al verdadero Dios. Y todo le saldrá bien, pero solo hasta que Dios lo castigue, porque lo que Dios tiene decidido lo cumplirá.
Ofenderá con sus palabras al Dios altísimo y luchará contra su pueblo elegido. Tratará de cambiar las costumbres religiosas y la ley de Dios, y durante tres años y medio tendrá sometido al pueblo elegido por Dios.
Mientras miraba los diez cuernos, de pronto apareció otro cuerno más pequeño, que al salir hizo desaparecer a tres de los restantes. Ese pequeño cuerno tenía ojos humanos y una boca que hablaba con mucho orgullo.
Vosotros sois como las serpientes venenosas y, al ser malos, no podéis enseñar cosas buenas. Porque si alguien es bueno, siempre enseña cosas buenas, y si es malo, siempre enseña cosas malas.
como los malos pensamientos, los asesinatos, las infidelidades matrimoniales, las acciones indecentes, los robos, las calumnias y los insultos.
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Vimos el poder que le pertenece como Hijo único del Padre, que le ha llenado de gracia y de verdad.
Solo dicen cosas malas; solo saben decir mentiras. Hacen tanto daño con sus palabras, como una serpiente con su veneno.
Un santuario que se construyó de la siguiente manera: en su primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro y la mesa donde se ponían los panes ofrecidos a Dios.
Porque Cristo no entró en el santuario hecho por seres humanos, que era solo una copia del santuario verdadero. Cristo entró en el cielo mismo y allí se presentó ante Dios para pedir por nosotros.
Entonces aquellos dos testigos oyeron una voz fuerte que les decía: —¡Subid aquí! Ellos subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.
¡Que se alegren los cielos y todos los que allí viven! Pero ¡qué mal les va a ir a los que viven en la tierra y a los que habitan en el mar! El diablo está enfurecido y ha bajado a la tierra al saber que le queda poco tiempo.
Después de esto miré y vi cómo se abría en el cielo la puerta del Templo.
¡Alegraos por su ruina los que vivís en el cielo! ¡Y alegraos también vosotros, santos, apóstoles y profetas, pues Dios la ha castigado por todo el mal que os ha hecho!
Y oí una fuerte voz que salía del trono y decía: —Aquí es donde Dios vive con su pueblo. Dios vivirá con ellos y ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos.
Después de esto, vi una puerta abierta en el cielo. Entonces la voz que había escuchado al principio, y que resonaba tan fuerte como una trompeta, me dijo: —¡Acércate! Voy a enseñarte lo que va a suceder.
Rodeando el trono había también otros veinticuatro tronos en los que estaban sentados veinticuatro ancianos. Esos ancianos estaban vestidos con ropas blancas y tenían una corona de oro en la cabeza.
Y también oí decir a todos los seres del universo: —¡Que todos alaben al que está sentado en el trono y también al Cordero! Que le den honor y gloria, y por siempre admiren su poder.
Por eso están ahora delante del trono de Dios y día y noche le rinden culto en su Templo. Dios, el que está sentado en el trono, estará con ellos y los protegerá.
Después de esto vi a mucha gente de todos los países y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie los podía contar! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palmera