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1 Samuel 9:9 - Biblia Lenguaje Básico

Saúl le contestó: —Está bien, vamos. En aquellos días, cuando alguien en Israel tenía problemas y quería que Dios le indicara cómo resolverlos, decía: «Consultemos al vidente». Así se llamaba entonces a quien hoy consideramos «profeta».

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

(Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.)

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Biblia Nueva Traducción Viviente

(En esos días, si la gente quería recibir un mensaje de Dios, decía: «Vamos a preguntarle al vidente», porque los profetas solían ser llamados «videntes»).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Porque antes se decía en Israel: 'Vamos donde el vidente' para decir que iban a consultar a Dios. Porque no se hablaba de profetas como ahora sino de videntes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

(Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a ’Elohim decía así: ¡Vamos al vidente! porque al profeta de hoy antiguamente se lo llamaba vidente.)

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Antiguamente, en Israel, cuando alguien iba a consultar a Dios, decía: 'Venid, vamos al vidente'. Porque al que hoy llamamos profeta, antes se le llamaba vidente.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

(Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos hasta el vidente; porque el que hoy se llama profeta, antiguamente era llamado vidente).

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Lòt tradiksyon



1 Samuel 9:9
16 Referans Kwoze  

Ella se dio cuenta de que iba a tener mellizos porque los niños se peleaban dentro de su vientre. Por eso se quejó y dijo: —Dios mío, ¿por qué me pasa esto a mí?


Al día siguiente, cuando David se estaba levantando, Dios dirigió estas palabras al profeta Gad, el profeta al que David solía consultar:


Dios había advertido muchas veces, por medio de los profetas, tanto a los de Israel como a los de Judá que cambiaran su mala conducta y obedecieran los mandamientos que él, su Dios, había dado a sus antepasados.


Entonces, Dios dirigió estas palabras al profeta Gad, el profeta al que David solía consultar: —Preséntate ante David y dile que lo voy a castigar. Puede escoger uno de estos tres castigos: Tres años de hambre en todo el país; ser perseguido por sus enemigos durante tres meses; o que yo envíe mi ángel exterminador y que durante tres días la peste y la muerte caigan sobre todo el país causando una gran destrucción en todo el territorio de Israel. Gad se presentó ante David, le transmitió el mensaje y le dijo: —Piénsatelo y decide qué respuesta debo llevar a Dios.


Y también estaban los objetos entregados por el profeta Samuel, el rey Saúl y los generales Abner y Joab. Todo ello estaba confiado a la vigilancia de Selomit y sus hermanos.


Los hechos más importantes de la historia del rey David, desde el principio hasta el fin, están escritos en las historias de los profetas Samuel, Natán y Gad. En ellos se narran no solo los hechos más importantes con respecto al reinado de David y su poderío, sino también con respecto a cuanto aconteció a Israel y a sus países vecinos.


David y el profeta Samuel habían elegido a personas de confianza para vigilar la entrada del santuario. De los descendientes de esas personas se eligieron luego doscientos doce, para que cuidaran la entrada del Templo de Dios. Todos los elegidos estaban debidamente registrados en sus respectivas ciudades.


Al oír esto, Asá se enfureció tanto contra el profeta que lo metió en la cárcel. También maltrató con crueldad a varios de los habitantes de la ciudad.


Por aquellos días el profeta Jananí fue a hablar con Asá, rey de Judá, y le dijo: —Nuestro Dios vigila todo el mundo, y siempre está dispuesto a ayudar a quienes le son fieles y confían en él. Acuérdate de que, gracias a tu confianza en Dios, pudiste derrotar a los etíopes y a los libios, a pesar de que ellos tenían un ejército mucho más poderoso que el tuyo. Sin embargo, ahora has puesto tu confianza en el rey de Siria y no en tu Dios; por eso, el ejército sirio ha podido escapar de tus manos. Has sido muy tonto y de ahora en adelante vivirás en guerra toda tu vida.


Dios ha hecho caer en un sueño profundo a vuestros profetas y videntes que ni ven ni piensan nada.


No quieren que sus videntes tengan visiones; ni que sus profetas les digan la verdad. Prefieren que les hablen de cosas agradables; prefieren seguir creyendo que todo les saldrá bien.


Así que Amasías se dirigió a Amós y le dijo: —Tú, que dices que has visto lo que va a suceder, vete a Judá y gánate allí la vida como profeta.


Si todo el cuerpo fuera ojo, no podríamos oír. Y si todo el cuerpo fuera oído, no podríamos oler.


Después de la muerte de Josué, los israelitas le preguntaron a Dios: —¿Cuál de nuestras tribus atacará primero a los cananeos?


Entonces ellos le dijeron: —Por favor, consulta a Dios por nosotros. Queremos saber si nos irá bien en este viaje.