Yo amo, Dios mío, el Templo donde has puesto tu morada, donde se hace presente tu grandeza.
1 Samuel 2:29 - Biblia Lenguaje Básico ¿Por qué no das importancia a los sacrificios y ofrendas que mandé presentar en mi santuario? Tú les das más importancia a tus hijos que a mí. Ellos están cada día más gordos, porque se quedan con lo mejor de las ofrendas que el pueblo me trae. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces, ¿por qué menosprecian mis sacrificios y ofrendas? ¿Por qué les das más honor a tus hijos que a mí? ¡Pues tú y ellos han engordado con lo mejor de las ofrendas de mi pueblo Israel! Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Por qué ahora desacreditan los sacrificios y las ofrendas que he ordenado en mi casa? Has tenido más miramientos con tus hijos que conmigo y has dejado que engorden con lo mejor de las ofrendas que presenta mi pueblo de Israel. La Biblia Textual 3a Edicion ¿Por qué pues despreciáis mis sacrificios y mis ofrendas, que Yo ordené en mi Tabernáculo? ¿Y por qué honras a tus hijos antes que a mí, para engordaros con lo más pingüe de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Por qué, pues, pisoteáis mi sacrificio y mi ofrenda, los que yo dispuse de manera estable, y por qué tú honras más a tus hijos que a mí, permitiendo que se ceben con lo más selecto de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis presentes, que yo mandé ofrecer en mi tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? |
Yo amo, Dios mío, el Templo donde has puesto tu morada, donde se hace presente tu grandeza.
Por un puñado de cebada y por unas cuantas migajas de pan, habéis insultado mi nombre delante de mi pueblo. Prometéis larga vida a los que van a morir, y anunciáis muerte a los que deben vivir, haciendo que mi pueblo crea en esas mentiras.
—Ezequiel, hombre mortal, dales a los gobernantes de Israel el siguiente mensaje de mi parte: ¡Ay de vosotros, gobernantes de Israel que deberíais cuidar a los israelitas como cuidan los pastores a sus ovejas, pero solo os preocupáis de vosotros mismos!
Con las ofrendas que da mi pueblo para obtener el perdón de sus pecados, vosotros hacéis un buen negocio. Por eso hacéis todo lo posible para que el pueblo siga pecando.
Si tenéis que resolver algún asunto legal, no seáis injustos, favoreciendo a alguien, tanto si es pobre como si es rico.
Así dice Dios a los profetas que engañan a mi pueblo: Vosotros habláis de paz solo a quienes os dan de comer, pero declaráis la guerra a quienes no os proporciona alimento.
Si preferís a vuestro padre o a vuestra madre antes que a mí, o si preferís a vuestros hijos o hijas antes que a mí, no merecéis ser mis discípulos.
Mandaron a algunos de sus seguidores, junto con unos partidarios del rey Herodes, para que dijeran a Jesús: —Maestro, sabemos que siempre dices la verdad. Tú enseñas a la gente que haga lo que agrada a Dios y no te importa lo que digan los demás acerca de tus enseñanzas, porque tú no hablas para quedar bien con ellos.
—Si alguno de vosotros quiere ser mi discípulo, tendrá que quererme más que a su padre o a su madre, más que a su mujer o a sus hijos, y más que a sus hermanos o hermanas, incluso más que a su propia vida.
porque no sirven a Cristo, nuestro Señor, sino que buscan su propio bien. Hablan a la gente con palabras bonitas, pero son unos mentirosos y engañan a los que no entienden.
A partir de ahora, ya no valoraremos a los demás desde el punto de vista humano. Y aunque antes valorábamos a Cristo de esa manera, ya no seguiremos valorándolo así.
Pero al prosperar, os olvidasteis de Dios; dando la espalda a vuestro Creador y rechazasteis la protección del Dios que os había salvado.
En cambio, los que tienen la sabiduría que viene de Dios, no hacen lo malo, sino que buscan la paz; además son tolerantes y amables con los demás, se compadecen de los que sufren y siempre hacen el bien; tratan a todos de la misma manera y son siempre sinceros.
Cuando los israelitas terminaron de conquistar la tierra, se reunieron todos en Siló. Allí levantaron la Tienda del encuentro donde se encontraban con Dios.
Él sabía que sus hijos me ofendían gravemente, y no hizo nada para corregirlos. Así que voy a castigar a su familia, y nada ni nadie podrá evitarlo.