Dios pone al descubierto los secretos de las tinieblas y saca a la luz las cosas más ocultas.
1 Corintios 4:5 - Biblia Lenguaje Básico Por eso, no culpéis a nadie antes de que Jesucristo vuelva. Cuando él venga, dará a conocer todo lo que está oculto y todo lo que piensa cada uno de nosotros. Entonces Dios nos dará a cada uno el premio que merezcamos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que no juzguen a nadie antes de tiempo, es decir, antes de que el Señor vuelva. Pues él sacará a la luz nuestros secretos más oscuros y revelará nuestras intenciones más íntimas. Entonces Dios le dará a cada uno el reconocimiento que le corresponda. Biblia Católica (Latinoamericana) Por lo tanto, no juzguen antes de tiempo; esperen que venga el Señor. El sacará a la luz lo que ocultaban las tinieblas y pondrá en evidencia las intenciones secretas. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que se merece. La Biblia Textual 3a Edicion Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sí sacará a luz lo oculto de las tinieblas y pondrá de manifiesto las intenciones de los corazones: entonces la alabanza le vendrá a cada uno de parte de Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Así, pues, no juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Señor. Él iluminará lo que las tinieblas ocultan y pondrá al descubierto los designios del corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merece. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual también traerá a luz lo encubierto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno tendrá de Dios la alabanza. |
Dios pone al descubierto los secretos de las tinieblas y saca a la luz las cosas más ocultas.
A una persona se la alaba por lo que tiene de sensata; se desprecia, en cambio, a la de malas intenciones.
Alégrate ahora que eres joven. Déjate llevar por lo que tus ojos ven y por lo que tu corazón desea, pero no olvides que un día Dios te pedirá cuentas por todo lo que hagas.
Un día Dios nos llamará a rendir cuentas por todo lo que hayamos hecho, tanto lo bueno como lo malo, aunque creamos que nadie nos vio hacerlo.
Yo estoy enterado de todo lo que ellos hacen, pues no hay nada que yo no sepa. No me pueden ocultar ninguno de sus pecados.
He oído las mentiras de esos profetas que en mi nombre afirman haber tenido una visión.
Os encanta presentar ofrendas, y luego comer la carne de los animales que ofrecéis en sacrificio. Pero yo, vuestro Dios, no acepto esas ofrendas, sino que tengo presente vuestros pecados. Por eso os voy a castigar y volveréis a ser esclavos en Egipto.
Entonces volveréis a ver que hay diferencia entre el bueno y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.
No tengáis miedo a nadie. Porque todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que se mantenga en secreto llegará a conocerse.
Entonces todos verán en el cielo mi señal, la señal del Hijo del hombre. Y todos los países del mundo temblarán de miedo cuando me vean venir entre las nubes del cielo, con mucho poder y gloria.
¡Qué feliz estará el criado si su dueño lo encuentra cumpliendo sus órdenes!
El hombre le dijo: «¡Excelente! Eres un empleado bueno y se puede confiar en ti. Ya que has administrado bien lo poco que te di, ahora voy a encargarte cosas más importantes. Vamos a celebrarlo».
El hombre le contestó: «¡Excelente! Eres un empleado bueno y se puede confiar en ti. Ya que has administrado bien lo poco que te di, ahora voy a encargarte cosas más importantes. Vamos a celebrarlo».
Jesús también les dijo: —No os convirtáis en jueces de los demás, y Dios no os juzgará a vosotros. No seáis duros con los demás, y Dios no será duro con vosotros. Perdonad a los demás y Dios os perdonará a vosotros.
Jesús le contestó: —Si yo quiero que él viva hasta que yo regrese, ¿qué te importa a ti? Tú sígueme.
Por eso, entre los seguidores de Jesús corrió el rumor de que este discípulo no iba a morir. Pero eso no fue lo que dijo Jesús. Lo que dijo fue: «Si quiero que él viva hasta que yo regrese, ¿qué te importa a ti?».
¡Cómo vais a creerme, si solo os gusta que hablen bien de vosotros, y no buscáis el honor que viene del Dios único!
No tenéis derecho a juzgar a quien no está bajo vuestro dominio. Es el dueño del esclavo quien decide si su esclavo trabaja bien o no. Así también, Dios es el único que tiene poder para ayudar a cada uno a cumplir bien su trabajo.
Cuando alguno de vosotros acusa a otro de hacer algo malo, si él también lo hace, se está acusando a sí mismo. Así que no tiene ninguna razón de acusar y juzgar a otro;
Los verdaderos judíos lo son por sus valores espirituales internos y no por cumplir la pura letra de la ley; y cuando son alabados, es Dios quien los alaba y no la gente.
a los que hicieron lo bueno esperando recibir de parte de Dios reconocimiento, les dará honor y vida eterna, dejándolos vivir para siempre con él.
Por eso, mientras esperáis que Jesucristo vuelva, no os faltará ninguna bendición de Dios.
En todo caso, si alguien no está de acuerdo con esto y quiere discutirlo, le digo que ni nosotros ni las iglesias de Dios conocemos otra forma de actuar.
Porque siempre que comáis este pan o bebáis esta copa estáis anunciando la muerte del Señor Jesús hasta el día en que vuelva.
Cada uno resucitará a su debido tiempo: primero Cristo; después, cuando él vuelva, resucitarán los que creyeron en él.
Pero, cuando llegue el fin del mundo, Dios pondrá a prueba lo que cada uno construyó. Será como probar con fuego los materiales usados para la construcción.
Tanta importancia tienen los que anuncian la noticia como los que la afianzan. Cada uno de ellos recibirá su premio, según el trabajo que haya hecho.
La persona que merece aplausos no es la que habla bien de sí misma, sino aquella de quien el Señor habla bien.
No hacemos nada que sea vergonzoso ni actuamos a escondidas. No tratamos de engañar a la gente ni cambiamos el mensaje de Dios. Al contrario, Dios es testigo de que decimos solo la verdad. Por eso, todos pueden confiar en nosotros.
Porque todos nosotros vamos a tener que presentarnos delante de Cristo, que es nuestro juez. Él juzgará lo que hemos hecho durante nuestra vida mortal, y decidirá si merecemos que nos premie o nos castigue.
Sabéis muy bien que el Señor Jesús regresará en el día menos esperado, como un ladrón en plena noche.
Nada de lo que Dios ha creado está oculto a los ojos de Dios que todo lo ve con claridad, y ante él seremos responsables de todo lo que hemos hecho.
Hermanos, no habléis mal de los demás. El que habla mal del otro o lo critica, es como si estuviera criticando la ley de Dios o hablando mal de ella. Lo que debéis hacer es cumplir la ley de Dios, no criticarla.
Así pues, hermanos, esperad con paciencia el regreso del Señor. Fijaos en cómo el campesino espera con paciencia la lluvia tanto la de otoño como la de primavera, confiando en que la tierra le dé buenas cosechas.
No os quejéis unos de otros, para que Dios no os castigue, pues él es nuestro juez y está a punto de llegar.
La fe que tenéis en Dios es como el oro: igual que la calidad del oro se pone a prueba con el fuego, la fe que tenéis en Dios se pone a prueba con los problemas. Si pasáis la prueba, vuestra fe será más valiosa que el oro, pues el oro, aunque haya superado la prueba del fuego, se puede destruir. Así, cuando Jesucristo aparezca, hablará bien de la fe que tenéis en Dios, porque una fe que ha pasado por tantas pruebas merece ser alabada.
Así, cuando Cristo, que es el Pastor principal, regrese de nuevo, recibiréis un gran premio que durará para siempre.
esperando y tratando de que llegue pronto el día en que él juzgará al mundo. Ese día, el fuego destruirá los cielos y el universo quedará derretido por las llamas.
y os preguntarán: «¿Qué ha pasado con la promesa de que Jesucristo aparecerá de nuevo? Ya murieron nuestros padres ¡y todo sigue igual que cuando el mundo fue creado!».
Hace ya mucho tiempo Enoc, que fue el séptimo patriarca después de Adán, habló de esta gente y dijo: «Mirad, Dios viene acompañado de miles y miles de sus ángeles.
¡Mirad! ¡Cristo viene entre las nubes! Todos lo verán venir, incluso los que lo mataron; y todos los habitantes del mundo llorarán por él. Así sucederá. Amén.
Y vi que todos los que habían muerto, tanto los humildes como los poderosos, estaban de pie delante del trono. Y fueron abiertos los libros. También se abrió el libro donde están escritos los nombres de todos los que vivirán con Dios para siempre. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con lo que habían hecho y según lo que decían los libros.