que mi lengua se me pegue al paladar, si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén por encima de mi propia alegría.
Isaías 66:13 - Biblia Martin Nieto Como a un hijo a quien consuela su madre, así yo os consolaré a vosotros; por Jerusalén seréis consolados. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo. Biblia Nueva Traducción Viviente Los consolaré allí, en Jerusalén, como una madre consuela a su hijo». Biblia Católica (Latinoamericana) Como un hijo a quien consuela su madre, así yo los consolaré a ustedes. La Biblia Textual 3a Edicion Como a uno que consuela su madre, Así Yo os consolaré; en Jerusalem seréis consolados; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Como uno a quien su madre consuela, así os consolaré yo: en Jerusalén seréis consolados'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Como uno a quien consuela su madre, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados. |
que mi lengua se me pegue al paladar, si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén por encima de mi propia alegría.
cuando me embargan mil preocupaciones, tú me llenas de serenidad y de consuelo.
Aquel día dirás: Yo te doy gracias, Señor, porque estabas irritado contra mí, pero tu cólera ha amainado y me has consolado.
Hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que se ha cumplido su servicio, que está perdonado su pecado, que ha recibido de la mano del Señor el doble de castigo por todos sus pecados.
Cielos, gritad de gozo; alégrate, tierra; montes, saltad de júbilo, pues el Señor ha consolado a su pueblo, se ha compadecido de los desgraciados.
Yo, yo soy tu consolador. ¿Quién eres tú para temer a un hombre mortal, a un hijo de Adán, condenado a la suerte del heno?
Sí, el Señor se compadece de Sión, se compadece de todas sus ruinas; convertirá su desierto en un edén, y su tierra seca en el jardín del Señor. Gritos de gozo y júbilo se oirán en ella, acción de gracias al son de la música.
Alegraos con Jerusalén, regocijaos por ella todos los que su duelo soportáis,
Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, padre de las misericordias y de todo consuelo,
que nos consuela en todos nuestros sufrimientos para que nosotros podamos consolar a todos los que sufren con el consuelo que nosotros mismos recibimos de Dios.
Aunque, como apóstoles de Cristo, hemos podido hacer uso de nuestra autoridad, hemos sido todo bondad en medio de vosotros. Más aún, como una madre cuida cariñosamente a sus hijos,