Un día, Eliseo fue al pueblo de Sunem. Allí, una mujer muy importante le insistió que fuera a comer a su casa. Y cada vez que Eliseo pasaba por allí, se quedaba a comer en casa de ella.
Proverbios 7:21 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Con tanta dulzura le habló, que lo hizo caer en sus redes. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, Le obligó con la zalamería de sus labios. Biblia Nueva Traducción Viviente Y así lo sedujo con sus dulces palabras y lo engatusó con sus halagos. Biblia Católica (Latinoamericana) Logra convencerlo con habilidad, lo seduce y se lo lleva. La Biblia Textual 3a Edicion Lo atrae con la mucha suavidad de sus palabras, Lo seduce con sus labios lisonjeros. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Lo rinde a fuerza de halagos, lo arrastra con sus labios seductores. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Lo rinde con sus muchas palabras suaves, lo seduce con sus labios lisonjeros. |
Un día, Eliseo fue al pueblo de Sunem. Allí, una mujer muy importante le insistió que fuera a comer a su casa. Y cada vez que Eliseo pasaba por allí, se quedaba a comer en casa de ella.
Cuatro veces me enviaron el mismo mensaje, pero yo les respondí lo mismo.
2 (3) Todo el mundo dice mentiras y unos a otros se engañan; ahora dicen una cosa, y luego dicen otra.
Y el joven se fue tras ella como va el buey al matadero; cayó en la trampa como un venado
y te librará de la mujer que te engaña con sus palabras y le es infiel a su esposo.
»El amo le ordenó: “Ve por las calles y callejones, y obliga a la gente a entrar. Quiero que mi casa se llene.
Pero los dos discípulos insistieron: —¡Quédate con nosotros! Ya es muy tarde, y pronto el camino estará oscuro. Jesús se fue a la casa con ellos.
y cuando ella y toda su familia fueron bautizados, nos rogó: «si ustedes consideran que soy fiel seguidora del Señor, vengan a quedarse en mi casa.» Y nos convenció.
El amor de Cristo domina nuestras vidas. Sabemos que él murió por todos y que, por lo tanto, todos hemos muerto.
Ella estuvo llorándole el resto de la semana. Y tanto insistió que el último día Sansón le dio la respuesta. Entonces ella se la dio a conocer a los jóvenes.
Saúl no quería comer nada, pero ante la insistencia de la mujer y de sus ayudantes, se levantó del suelo y se sentó en la cama.