El haragán siempre pone pretextos para no ir al trabajo; dice que un león en la calle se lo quiere comer.
Dice el perezoso: El león está fuera; Seré muerto en la calle.
El perezoso afirma: «¡Hay un león allí afuera! ¡Si salgo, me puede matar!».
El flojo dice: '¡Hay un león afuera, si salgo me devorará!'
Dice el perezoso: Afuera hay un león, En plena calle me matará.
Dice el perezoso: '¡Fuera hay un león! ¡Puedo ser muerto en medio de la calle!'.
Dice el perezoso: El león está fuera; seré muerto en la calle.
¡Qué difícil es la vida para el que es perezoso! ¡Y qué fácil es la vida para la persona honrada!
Tanto duerme el perezoso que acaba pasando hambre.
Dios protege al sabio, pero pone en vergüenza al mentiroso.
«Pero ya me quité la ropa, ¡tendría que volver a vestirme! Ya me lavé los pies; ¡me los ensuciaría de nuevo!»