1 (2) Sálvanos, Dios mío, pues ya no hay en este mundo gente que te sea fiel.
Proverbios 20:6 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Hay muchos que afirman ser leales, pero nadie encuentra gente confiable. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará? Biblia Nueva Traducción Viviente Muchos se dicen ser amigos fieles, ¿pero quién podrá encontrar uno realmente digno de confianza? Biblia Católica (Latinoamericana) De mucha gente se dice que son buenos, pero ¿quién hallará a un hombre fiel? La Biblia Textual 3a Edicion Muchos proclaman sus propias bondades, Pero un hombre de fiar, ¿quién lo hallará? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Muchos hombres se proclaman amigos; pero un hombre fiel, ¿quién lo hallará? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad; pero hombre fiel ¿quién lo hallará? |
1 (2) Sálvanos, Dios mío, pues ya no hay en este mundo gente que te sea fiel.
2 (3) Todo el mundo dice mentiras y unos a otros se engañan; ahora dicen una cosa, y luego dicen otra.
Los planes de la mente humana son profundos como el mar; quien es inteligente los descubre.
Hay quienes hablan de dar y nunca dan nada. Son como las nubes oscuras, que anuncian lluvia… ¡y no llueve!
¡todavía no he encontrado lo que busco! He encontrado un hombre bueno entre mil, pero no he encontrado una sola mujer buena.
Dios dijo: «Vayan por las calles de Jerusalén; miren bien por las plazas, y busquen a una sola persona buena, que haga justicia y diga la verdad. Si la encuentran, entonces yo perdonaré a la ciudad.
Yo, Miqueas, soy un miserable, y quisiera calmar mi apetito. Ando en busca de uvas o higos, pero no encuentro nada que comer; ya todo lo han cosechado.
Ya no hay en este mundo gente buena y que ame a Dios; unos a otros se hacen daño. Solo esperan el momento de matarse unos a otros.
»Si alguno de ustedes ayuda a los pobres, no se ponga a publicarlo en las sinagogas ni en los lugares por donde pasa la gente; eso lo hacen los hipócritas, que quieren que la gente los alabe. Les aseguro que ese es el único premio que ustedes recibirán.
»Puesto de pie, el fariseo oraba así: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres. Ellos son ladrones y malvados, y engañan a sus esposas con otras mujeres. ¡Tampoco soy como ese cobrador de impuestos!
Pedro le dijo: —Recuerda que nosotros dejamos todo lo que teníamos, y te hemos seguido.
¡Claro que no, sino que les responderá de inmediato! Pero cuando yo, el Hijo del hombre, regrese a este mundo, ¿acaso encontraré gente que confíe en Dios?»
Enseguida Pedro le dijo: —Señor, si tengo que ir a la cárcel contigo, iré; y si tengo que morir contigo, moriré.
Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: —Aquí viene un verdadero israelita, un hombre realmente sincero.
Sé que hablar bien de mí es una locura, pero ustedes me han obligado a hacerlo. Yo soy tan capaz como esos superapóstoles, ¡así que son ustedes los que deberían hablar bien de mí!