Esta última ciudad había sido conquistada por el rey de Egipto, quien después la quemó y mató a todos los cananeos que allí vivían. Tiempo después, el rey de Egipto le regaló esa ciudad a su hija cuando ella se casó con Salomón.
Números 31:10 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Además, quemaron todas las ciudades y aldeas madianitas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 e incendiaron todas sus ciudades, aldeas y habitaciones. Biblia Nueva Traducción Viviente Quemaron todas las ciudades y las aldeas donde los madianitas habían vivido. Biblia Católica (Latinoamericana) Prendieron fuego a todos los pueblos en que vivían y a todos sus campamentos. La Biblia Textual 3a Edicion Incendiaron también todas sus ciudades, aldeas y campamentos, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Incendiaron todas las ciudades en que habitaban y todos sus campamentos Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y prendieron fuego a todas sus ciudades donde habitaban, y a todos sus castillos. |
Esta última ciudad había sido conquistada por el rey de Egipto, quien después la quemó y mató a todos los cananeos que allí vivían. Tiempo después, el rey de Egipto le regaló esa ciudad a su hija cuando ella se casó con Salomón.
»Israel está destruido, sus ciudades arden en llamas; ante la mirada de sus habitantes el enemigo se come sus cosechas. El país ha quedado desierto, pues un ejército enemigo lo atacó hasta destruirlo.
Todo este botín se lo entregaron a Moisés, a Eleazar y al pueblo de Israel, que estaban en el valle de Moab, junto al río Jordán y frente a la ciudad de Jericó.
Como botín de guerra los soldados israelitas se llevaron a las mujeres y a los niños madianitas, y también sus animales y objetos más valiosos.
Mientras tanto, los soldados incendiaron la ciudad y quemaron todo, pero se llevaron la plata, el oro y las vasijas de bronce y de hierro, y todo esto lo pusieron junto con los tesoros de Dios.
»Por eso, en un mismo día recibirá todos estos castigos: hambre, sufrimiento y muerte. ¡Será destruida por el fuego, porque el Señor, el Dios todopoderoso, ha decidido castigarla!»
Al tercer día, David y sus hombres llegaron a Siclag y descubrieron que los amalecitas habían atacado el desierto del sur. A Siclag le habían prendido fuego y, aunque no mataron a nadie, se habían llevado como esclavos a mujeres, ancianos y niños. Entre las mujeres, se habían llevado a Ahinóam y a Abigail, las esposas de David. Al ver esto, David y sus hombres se echaron a llorar, hasta que ya no tuvieron más fuerzas.