Enseguida me presentará el chivo, que es la ofrenda para el perdón de pecados del pueblo; y luego llevará la sangre al Lugar Santísimo, y hará lo mismo que hizo con la sangre del ternero.
Levítico 23:19 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual También me presentarán un chivo como ofrenda para el perdón de pecados, y dos corderos de un año como ofrenda para pedirme salud y bienestar. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego deberás ofrecer un chivo como ofrenda por el pecado y dos corderos de un año como ofrenda de paz. Biblia Católica (Latinoamericana) Sacrificarán también un macho cabrío en sacrificio por el pecado y dos corderos de un año en sacrificio de comunión. La Biblia Textual 3a Edicion También prepararéis un macho cabrío como ofrenda por el pecado y dos corderos añales en sacrificio de ofrendas de paz. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ofreceréis también un macho cabrío en sacrificio por el pecado y dos corderos de un año como sacrificio de comunión. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ofreceréis además un macho cabrío como ofrenda por el pecado; y dos corderos de un año en sacrificio de ofrendas de paz. |
Enseguida me presentará el chivo, que es la ofrenda para el perdón de pecados del pueblo; y luego llevará la sangre al Lugar Santísimo, y hará lo mismo que hizo con la sangre del ternero.
Estas ofrendas las presentará el sacerdote, junto con el pan y los dos corderos. Son ofrendas presentadas en mi honor, y que pertenecen al sacerdote.
»Si todo el pueblo me desobedeció, pero no era esa su intención, deben sacrificar un toro y quemarlo por completo. Deben ofrecérmelo con harina y vino. Además, ofrecerán un chivo como sacrificio para que les perdone su pecado. Así es como me agradan las ofrendas. El sacerdote presentará las ofrendas para que yo perdone a todo el pueblo de Israel y también a los extranjeros que vivan con ustedes.
Dios ha hecho lo que la ley de Moisés no era capaz de hacer, ni podría haber hecho, porque nadie puede controlar sus deseos de hacer lo malo. Dios envió a su propio Hijo, y lo envió tan débil como nosotros, los pecadores. Lo envió para que muriera por nuestros pecados. Así, por medio de él, Dios destruyó al pecado.
Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos inocentes por medio de Cristo.