La gente buena es generosa: presta a quienes le piden, y maneja bien sus negocios.
Jueces 6:27 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Así que esa noche Gedeón se llevó a diez de sus sirvientes e hizo lo que Dios le había ordenado. No se atrevió a hacerlo de día por miedo a su familia y a gente de la ciudad. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Gedeón llevó a diez de sus criados e hizo lo que el Señor le había ordenado; pero lo hizo de noche, porque les tenía miedo a los demás miembros de la casa de su padre y a la gente de la ciudad. Biblia Católica (Latinoamericana) Gedeón tomó a diez de sus sirvientes e hizo lo que Yavé le había ordenado. Pero no lo hizo de día porque temía a la familia de su padre y a los hombres de la ciudad; por eso lo hizo de noche. La Biblia Textual 3a Edicion Tomó pues Gedeón diez hombres de sus siervos, e hizo como le había dicho YHVH. Pero, por temor a la casa de su padre y a los hombres de la ciudad, no hizo eso de día, sino que lo hizo de noche. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tomó, pues, Gedeón diez hombres de entre sus siervos y ejecutó lo que Yahveh le había indicado; pero, por temor a su familia y a la gente de la ciudad, en vez de hacerlo de día, lo hizo de noche. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche. |
La gente buena es generosa: presta a quienes le piden, y maneja bien sus negocios.
Luego Jesús les dijo a sus discípulos: «Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a cargar su cruz y a hacer lo que yo les diga.
Entonces María les dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que Jesús les diga.»
Moisés siguió diciendo: «Israelitas, sigan todas las enseñanzas que les he dado, para que vivan y ocupen el territorio que va a darles el Dios de nuestros antepasados.
Al contrario, Dios nos aprobó y nos encargó anunciar la buena noticia, y eso es lo que hacemos. No tratamos de agradar a nadie, sino solo a Dios, pues él examina todo lo que sentimos y pensamos.
Luego, con piedras labradas, edifica un altar en mi honor en la parte alta de la colina. Toma el toro y ofrécemelo como sacrificio, usando como leña la estatua que destruiste».
A la mañana siguiente, cuando los habitantes de la ciudad se levantaron, vieron que el altar de Baal había sido derribado, y que habían destruido la estatua de Aserá. Vieron, además, que el mejor toro había sido sacrificado sobre el nuevo altar.