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Jueces 20:22 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Entonces los israelitas volvieron a Betel y todo el día se estuvieron lamentando delante de Dios. Después le preguntaron: «Dios nuestro, ¿debemos atacar otra vez a nuestros hermanos de la tribu de Benjamín?» Dios les contestó que sí. Entonces los israelitas se animaron y nuevamente se prepararon para el combate, en el mismo lugar del día anterior.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Mas reanimándose el pueblo, los varones de Israel volvieron a ordenar la batalla en el mismo lugar donde la habían ordenado el primer día.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sin embargo, los israelitas se animaron unos a otros y otra vez tomaron sus posiciones en el mismo lugar donde habían luchado el día anterior.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El ejército de Israel se reanimó y de nuevo se puso en fila en el mismo lugar que el primer día.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Sin embargo, se rehizo la gente de los hombres de Israel, y volvieron a ordenar batalla en el lugar donde lo habían hecho el primer día.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Sin embargo, los israelitas cobraron ánimos y se pusieron en orden de batalla en el mismo lugar en que se habían organizado el día anterior.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mas reanimándose el pueblo, los varones de Israel tornaron a ordenar la batalla en el mismo lugar donde la habían ordenado el primer día.

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Lòt tradiksyon



Jueces 20:22
7 Referans Kwoze  

David le contestó: —Dile a Joab que no se preocupe. En la guerra, cualquiera puede morir. Tú, anímalo y dile que siga atacando la ciudad hasta que la conquiste.


5 (6) Cuando hacen sus planes malvados, se animan los unos a los otros; piensan dónde esconder sus trampas, y creen que nadie las verá.


De las otras ciudades de la tribu de Benjamín vinieron veintiséis mil soldados, los cuales se unieron a los setecientos soldados especiales que había en Guibeá.


Las demás tribus israelitas reunieron cuatrocientos mil guerreros bien entrenados.


salieron de la ciudad y ese día mataron a veintidós mil israelitas.


Los hombres estuvieron a punto de apedrear a David, pues le echaban la culpa de que los amalecitas se hubieran llevado a sus mujeres y a sus hijos. Sin embargo, David confiaba en que Dios podía ayudarlo, así que se animó