»Muy duro tendrás que trabajar para conseguir tus alimentos. Así será hasta el día en que mueras, y vuelvas al polvo de la tierra, del cual fuiste tomado. Tú no eres más que polvo, ¡y al polvo tendrás que volver!»
Jueces 19:16 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Al caer la tarde, pasó por allí un anciano que volvía de trabajar en el campo. Este anciano era de la zona montañosa de Efraín, pero estaba viviendo en Guibeá. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y he aquí un hombre viejo que venía de su trabajo del campo al anochecer, el cual era del monte de Efraín, y moraba como forastero en Gabaa; pero los moradores de aquel lugar eran hijos de Benjamín. Biblia Nueva Traducción Viviente Esa noche un anciano regresaba a su hogar después del trabajo en los campos. Era de la zona montañosa de Efraín, pero vivía en Guibeá, donde la gente era de la tribu de Benjamín. Biblia Católica (Latinoamericana) Un anciano volvía al final de la jornada de su trabajo en el campo. Ese hombre era de la montaña de Efraín, pero vivía en Guibea cuyos habitantes pertenecían a la tribu de Benjamín. La Biblia Textual 3a Edicion Y he aquí que un anciano volvía al anochecer de su faena en el campo. El hombre era de la serranía de Efraín y se albergaba en Gabaa, pero las gentes del lugar eran benjamitas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En esto, llegó un anciano que, al atardecer, venía de sus faenas del campo; era de la montaña de Efraín y residió como forastero en Guibeá; pues las gentes del lugar eran benjaminitas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y he aquí un hombre viejo, que a la tarde venía del campo de trabajar; el cual era del monte de Efraín, y moraba como peregrino en Gabaa, pero los moradores de aquel lugar eran hijos de Benjamín. |
»Muy duro tendrás que trabajar para conseguir tus alimentos. Así será hasta el día en que mueras, y vuelvas al polvo de la tierra, del cual fuiste tomado. Tú no eres más que polvo, ¡y al polvo tendrás que volver!»
Entonces nos levantamos para hacer nuestro trabajo, hasta que llega la noche.
Si tú eres uno de ellos, Dios te bendecirá mucho. En el seno de tu hogar comerás y disfrutarás de lo que ganes con tu trabajo. Tu esposa tendrá muchos hijos. ¡Parecerá un racimo de uvas! Nunca en tu mesa faltará comida, y tus hijos crecerán fuertes como los olivos.
Lo que fácilmente se gana, fácilmente se acaba; ahorra poco a poco, y un día serás rico.
Todo esfuerzo vale la pena, pero quien habla y no actúa acaba en la pobreza.
Si piensas construir tu casa, atiende primero a tus negocios, y no desatiendas a tu familia.
Toda mi sabiduría la dediqué a tratar de entender lo que se hace en este mundo. ¡Esta es la tarea que Dios nos dejó, y es una tarea muy pesada!
12 (11) porque de tanto tener hasta el sueño se les quita. En cambio, la gente que trabaja puede comer mucho o comer poco, pero siempre duerme tranquila.
Tu maldad es tan grande que en nada eres diferente de los que vivían en Guibeá; ¡pero no olvidaré tu maldad y te castigaré por tus pecados!
Quien antes fue ladrón, debe dejar de robar, y ahora trabajar bien y con sus propias manos. Así tendrá dinero para ayudar a las personas necesitadas.
Cuando estábamos con ustedes, les decíamos que quien no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer.
En los días en que los israelitas todavía no tenían rey, un hombre de la tribu de Leví vivía con una mujer de Belén de Judá, en un lugar muy apartado de las montañas de Efraín.
Siguieron entonces su camino, y a la puesta del sol ya estaban cerca de Guibeá, ciudad de la tribu de Benjamín.
Se apartaron del camino y entraron en la ciudad. Como nadie los invitó a su casa para pasar la noche, el hombre fue y se sentó en la plaza.
Cuando el anciano vio al viajero sentado en la plaza, le preguntó: —¿De dónde vienes? ¿A dónde vas?