y le dije al rey: —¡Deseo que Su Majestad viva muchos años! La verdad, sí estoy triste, y es que la ciudad donde están las tumbas de mis antepasados está en ruinas. Sus portones han sido destruidos por el fuego.
Jeremías 8:21 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual «Veo sufrir a mi pueblo, y eso me duele, me entristece y me asusta. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado. Biblia Nueva Traducción Viviente Sufro con el dolor de mi pueblo; lloro y estoy abrumado de profunda pena. Biblia Católica (Latinoamericana) La herida de la hija de mi pueblo ha pasado a ser la mía, me siento abatido y espantado. La Biblia Textual 3a Edicion Por la llaga de la hija de mi pueblo estoy quebrantado, Me visto de luto,° atenazado de espanto. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por el hundimiento de la hija de mi pueblo estoy hundido, estoy triste, la consternación me sobrecoge. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto se ha apoderado de mí. |
y le dije al rey: —¡Deseo que Su Majestad viva muchos años! La verdad, sí estoy triste, y es que la ciudad donde están las tumbas de mis antepasados está en ruinas. Sus portones han sido destruidos por el fuego.
»Tú, Jeremías, diles de mi parte: “Día y noche lloraré sin cesar porque mi pueblo preferido ha sufrido una terrible desgracia; ¡ha recibido una herida muy grave!
«Todas las ciudades de Judá están tristes y desanimadas; la gente se sienta en el suelo, y en Jerusalén todos lloran.
»Dios mío, yo no te pedí que castigues a tu pueblo; al contrario, lo cuidé como un pastor a sus ovejas.
«¡No aguanto más este dolor! ¡Mi corazón está por estallar! ¡Estoy tan agitado que no puedo quedarme callado! Ya escucho el sonido de la trompeta; ya oigo los gritos de batalla.
El pueblo dijo: «Ya el verano terminó, y la cosecha llegó a su fin, pero nosotros seguimos sufriendo». Y yo respondí:
1 (8.23) »¡Quisiera tener lágrimas suficientes, para llorar día y noche por los muertos de mi pueblo!
»Estos saltamontes parecen una banda de ladrones, son como un ejército que ataca por sorpresa la ciudad, y siempre ataca de frente. Escalan las murallas, se trepan a las casas, se meten por las ventanas, sin chocar unos con otros. Todos mantienen el paso, jamás rompen la formación, ¡jamás dan un paso atrás! ¡Ni una lluvia de flechas puede hacer que se detengan! Al ver estos saltamontes la gente tiembla y se pone pálida de miedo.
10 (11) Asiria, tu capital ha quedado destruida, arruinada y con poca gente; los que quedaron tiemblan de miedo, las fuerzas los abandonan, y el terror los deja pálidos.