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Jeremías 46:11 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

»Soldados de Egipto: de nada les servirá que vayan a Galaad y consigan alguna crema curativa; aunque consigan medicinas, no les servirán de nada.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Sube a Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto; por demás multiplicarás las medicinas; no hay curación para ti.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Sube a Galaad en busca de medicina, ¡oh hija virgen de Egipto! Pero tus muchos tratamientos no te devolverán la salud.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Sube a Galaad a buscar bálsamos, virgen, hija de Egipto! ¡Pero es inútil que multipliques tus remedios, pues nada podrá sanarte!

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Sube a Galaad por bálsamo, Oh virgen hija de Egipto! En vano multiplicas los remedios, Pues no hay sanidad para ti.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Sube a Galaad en busca de bálsamo, doncella de Egipto. En vano multiplicas los remedios, no hay curación para ti.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Sube a Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto; por demás multiplicarás medicinas; no hay curación para ti.

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Lòt tradiksyon



Jeremías 46:11
15 Referans Kwoze  

Los hermanos se sentaron a comer. De pronto vieron que se acercaba un grupo de comerciantes. Eran unos ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos estaban cargados de finos perfumes y hierbas de rico olor, que los ismaelitas pensaban vender en Egipto.


Ante esto, su padre no tuvo más remedio que aceptar: —Pues si no hay otra solución, llévense a su hermano y vuelvan ya a donde está ese hombre. Pero hagan lo siguiente: Llenen sus sacos con los mejores productos de nuestro país para regalárselos. Llévenle bálsamo, un poco de miel, algunas especias, y mirra, pistachos y almendras. Lleven también una doble cantidad de dinero, pues tienen que entregar el que les devolvieron en sus sacos. Tal vez lo pusieron allí por error.


Dios dijo: «Ciudad de Babilonia, baja ya de tu trono y siéntate en el suelo. Eres como una viuda joven, y no volverán a llamarte “hermosa” y “delicada”.


»Tú, Jeremías, diles de mi parte: “Día y noche lloraré sin cesar porque mi pueblo preferido ha sufrido una terrible desgracia; ¡ha recibido una herida muy grave!


”Amado pueblo de Israel, ¡regresa ya a tus ciudades! ¡Pon señales en el camino para que puedas encontrarlo!


Pero, cuando menos lo esperaba, fue derrotada y quedó destruida. ¡Lloren por ella! ¡Busquen algún remedio para su pena, a ver si recobra la salud!


¿Cómo es posible que no hallemos consuelo para nuestro sufrimiento? ¿Cómo es posible que nadie pueda ayudarnos? ¿Cómo es posible que mi pueblo siga estando enfermo?


Te aseguro que no saldrás de allí sin que antes pagues hasta la última moneda que debas.