Pero, ¿qué pasará si en toda la ciudad solo hay cuarenta y cinco personas buenas? ¿Destruirás de todos modos la ciudad? Dios respondió: —Si encuentro esas cuarenta y cinco personas, no la destruiré.
Génesis 18:27 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Pero Abraham volvió a decir: —Dios mío, perdona mi atrevimiento de hablar contigo, pues ante ti no soy nada. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Abraham volvió a hablar: —Ya que he comenzado, permíteme decir algo más a mi Señor, aunque no soy más que polvo y cenizas. Biblia Católica (Latinoamericana) Abrahán volvió a hablar: 'Sé que a lo mejor es un atrevimiento hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza, La Biblia Textual 3a Edicion Y respondió Abraham, y dijo: En verdad, aunque soy polvo y ceniza, ahora que me he atrevido a hablar a mi Señor, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Abrahán prosiguió: 'Mira, te ruego. Aunque soy polvo y ceniza, me atrevo a hablar a mi Señor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza: |
Pero, ¿qué pasará si en toda la ciudad solo hay cuarenta y cinco personas buenas? ¿Destruirás de todos modos la ciudad? Dios respondió: —Si encuentro esas cuarenta y cinco personas, no la destruiré.
Entonces Dios tomó un poco de polvo, y con ese polvo formó al hombre. Luego sopló en su nariz, y con su propio aliento le dio vida. Así fue como el hombre comenzó a vivir.
»Muy duro tendrás que trabajar para conseguir tus alimentos. Así será hasta el día en que mueras, y vuelvas al polvo de la tierra, del cual fuiste tomado. Tú no eres más que polvo, ¡y al polvo tendrás que volver!»
le dije: «¡Dios mío, qué vergüenza! ¡Estoy tan confundido que no sé cómo hablarte! Nuestros pecados son tantos que si los pusiéramos uno sobre otro llegarían hasta el cielo.
¡mucho menos va a confiar en nosotros los humanos! Estamos hechos de barro, y somos frágiles como polillas.
Dios mío, ¿qué somos nosotros para que nos tomes en cuenta? ¿Qué somos los humanos para que nos prestes atención?
4 (5) no puedo menos que pensar: «¿Qué somos los mortales para que pienses en nosotros y nos tomes en cuenta?»
Moisés trató de calmar a Dios, y le dijo: —Dios mío, ¡no te enojes con este pueblo! ¡Tú mismo lo sacaste de Egipto usando tu gran poder!
Cuando llegue ese día, volverás a ser polvo, porque polvo fuiste, y el espíritu volverá a Dios, pues él fue quien lo dio.
Entonces exclamé: «¡Ahora sí voy a morir! Porque yo, que soy un hombre pecador y vivo en medio de un pueblo pecador, he visto al rey del universo, al Dios todopoderoso».
»Dios, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro y tú eres el alfarero: ¡tú eres nuestro creador!
Jesús les contó una historia a sus discípulos, para enseñarles que debían orar siempre y sin desanimarse.
Al ver esto, Pedro se arrodilló delante de Jesús y le dijo: —¡Señor, apártate de mí, porque soy un pecador!