Después de esto, Ahaz quitó el altar de bronce que estaba frente al templo de Dios y lo puso a un lado, y en su lugar puso el altar que había mandado a construir.
Éxodo 40:29 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual colocó frente a ella el altar para los sacrificios quemados, y en él quemó como ofrenda animales y cereales, tal como Dios se lo había ordenado. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y colocó el altar del holocausto a la entrada del tabernáculo, del tabernáculo de reunión, y sacrificó sobre él holocausto y ofrenda, como Jehová había mandado a Moisés. Biblia Nueva Traducción Viviente y ubicó el altar de las ofrendas quemadas cerca de la entrada del tabernáculo. Entonces presentó una ofrenda quemada y una ofrenda de grano sobre el altar, tal como el Señor le había ordenado. Biblia Católica (Latinoamericana) sobre el cual ofreció el holocausto y la ofrenda, como Yavé le había mandado. La Biblia Textual 3a Edicion y el altar del holocausto lo puso a la entrada del Tabernáculo de la Tienda de Reunión, e hizo ofrecer sobre él holocausto y ofrenda, como YHVH había ordenado a Moisés. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Puso el altar del holocausto a la entrada del santuario de la tienda de la reunión y ofreció en él el holocausto y la oblación, tal como Yahveh había ordenado a Moisés. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y colocó el altar del holocausto a la puerta del tabernáculo, del tabernáculo de la congregación; y ofreció sobre él holocausto y presente, como Jehová había mandado a Moisés. |
Después de esto, Ahaz quitó el altar de bronce que estaba frente al templo de Dios y lo puso a un lado, y en su lugar puso el altar que había mandado a construir.
Una vez que terminó con todo esto, Moisés colgó la cortina de la entrada del santuario,
Entre la entrada del santuario y el altar de las ofrendas quemadas, Moisés colocó el recipiente de bronce y lo llenó de agua.
»Frente a la entrada del santuario pondrás el altar para quemar los animales sacrificados.
Luego, aquel hombre midió el patio interior del templo, que era cuadrado y medía cincuenta metros por lado. El altar estaba delante del templo.
Luego, aquel hombre me dijo: «El Dios de Israel ordena hacer lo siguiente: “Cuando el altar ya esté listo para rociarlo con sangre y presentar en él ofrendas,
¡Ignorantes! El altar de Dios es más importante que la ofrenda, y hace que la ofrenda sea valiosa ante Dios.
Los sacerdotes del antiguo lugar de culto no tienen derecho a comer de lo que hay en nuestro altar.
Cristo no entró a ese santuario para ofrecer a Dios la sangre de animales, sino para ofrecer su propia sangre. Entró una sola vez y para siempre; de ese modo, de una vez por todas nos libró del pecado.