Pero Moisés los llamó para hablar con ellos. Primero fueron Aarón y todos los jefes israelitas,
Éxodo 34:30 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Cuando Aarón y todos los israelitas vieron cómo brillaba la cara de Moisés, sintieron miedo y no se acercaron a él. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que, cuando Aarón y el pueblo de Israel vieron el resplandor del rostro de Moisés, tuvieron miedo de acercarse a él. Biblia Católica (Latinoamericana) Aarón y los hijos de Israel vieron con sorpresa ese resplandor de la cara de Moisés, y sintieron miedo de acercarse a él. La Biblia Textual 3a Edicion Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la tez de su rostro resplandecía, por lo cual tuvieron temor de acercarse a él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Aarón y todos los israelitas, al mirar a Moisés, vieron que la tez de su rostro resplandecía, y tuvieron miedo de acercársele. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y miró Aarón y todos los hijos de Israel a Moisés, y he aquí la tez de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él. |
Pero Moisés los llamó para hablar con ellos. Primero fueron Aarón y todos los jefes israelitas,
No hay quien pueda compararse al sabio, ni quien sepa todas las respuestas. El que es sabio siempre se ve sonriente y amable.
Al ver a Jesús, la gente se puso muy contenta, pues no esperaba verlo. Todos corrieron a saludarlo.
su ropa se puso tan blanca y brillante, como jamás aquí en la tierra podría blanquearse.
Al ver esto, Pedro se arrodilló delante de Jesús y le dijo: —¡Señor, apártate de mí, porque soy un pecador!
Dios escribió la ley en tablas de piedra, y se la entregó a Moisés. Aquel momento fue tan grandioso, que la cara de Moisés resplandecía. Y el resplandor era tan fuerte que los israelitas no podían mirar a Moisés cara a cara. Sin embargo, ese brillo pronto iba a desaparecer. Si la entrega de esa ley fue tan grandiosa, el anuncio de la salvación será más grandioso todavía. Porque esa ley dice que merecemos morir por nuestros pecados. Pero gracias a lo que el Espíritu Santo hizo en nosotros, Dios nos declara inocentes.