Pero Judá se acercó a José y le dijo: —Mi señor, yo sé que hablar con usted es como hablar con el rey mismo. Pero yo le ruego que no se enoje conmigo y me permita decirle una sola cosa.
Éxodo 32:22 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Aarón le contestó: —Por favor, no te enojes conmigo. Tú bien sabes que a este pueblo le gusta hacer lo malo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado a mal. Biblia Nueva Traducción Viviente —No te disgustes tanto, mi señor —contestó Aarón—. Tú sabes bien qué mala es esta gente. Biblia Católica (Latinoamericana) Aarón le contestó: '¡No te enojes conmigo, mi señor! Tú mismo sabes que este pueblo es inclinado al mal. La Biblia Textual 3a Edicion Aarón respondió: No se encienda la ira de mi señor. Tú mismo conoces a este pueblo, que es propenso al mal. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Respondió Aarón: 'No se encienda la cólera de mi señor; tú conoces a este pueblo y sabes que está inclinado al mal. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado al mal. |
Pero Judá se acercó a José y le dijo: —Mi señor, yo sé que hablar con usted es como hablar con el rey mismo. Pero yo le ruego que no se enoje conmigo y me permita decirle una sola cosa.
4 (5) Aun cuando está acostado, solo piensa en hacer lo malo; no deja su mal camino ni se aparta de la maldad.
A Moisés le reclamaron: —¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Por qué nos trajiste a morir en el desierto? ¿Acaso no había en Egipto lugar para enterrarnos?
Sin embargo, algunos israelitas no le hicieron caso y guardaron parte de aquel pan para el día siguiente. ¡Pero el pan que guardaron se llenó de gusanos y olía muy mal! Por eso Moisés se enojó mucho con ellos.
Entonces Dios le dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo me van a seguir desobedeciendo?
Como Moisés tardaba mucho en bajar de la montaña del Sinaí, los israelitas se reunieron con Aarón y le dijeron: —Moisés nos sacó de Egipto, pero ahora no sabemos qué le sucedió. Es mejor que hagas un dios, para que sea nuestro guía y protector.
Después de eso, le reclamó a Aarón: —¿Qué daño te ha hecho este pueblo, para que lo hagas pecar de manera tan terrible?
Esa gente no duerme hasta que hace algo malo; ¡no descansa hasta destruir a alguien!
pues los conozco muy bien. Yo sé que ustedes son tercos y rebeldes. Si ahora que estoy con ustedes desobedecen a Dios, ¿qué no harán cuando ya me haya muerto?
»Nunca se olviden de esto: Desde el día en que ustedes salieron de Egipto, y hasta el día de hoy, siempre han desobedecido a Dios. Cuando estaban en el desierto, y también en el monte Horeb, hicieron enojar a Dios, y él pensó en destruirlos.
Y Saúl le respondió: —Son los mejores animales que los soldados les quitaron a los amalecitas. Los trajeron para presentárselos como ofrenda a nuestro Dios. Todo lo demás lo destruimos.
Los soldados, por su parte, trajeron los mejores animales de los amalecitas para sacrificarlos en honor de nuestro Dios.
Saúl le dijo a Samuel: —Tienes razón. Mi pecado ha sido no obedecer a Dios. Pero es que tuve miedo de los soldados; por eso los dejé hacer lo que querían.