Así que, cuando la gente oyó lo que decía el libro de la Ley, expulsaron de Israel a todos los que se habían mezclado con extranjeros.
Éxodo 12:38 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Al salir, se llevaron una gran cantidad de ovejas y vacas, y también salió con ellos muchísima gente de otros países. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 También subió con ellos grande multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado. Biblia Nueva Traducción Viviente Con ellos salió una gentuza que no era israelita, junto con grandes rebaños y manadas. Biblia Católica (Latinoamericana) También salió con ellos un montón de gente, con grandes rebaños de ovejas y vacas. La Biblia Textual 3a Edicion También subió con ellos una gran multitud, así como ovejas y vacadas, un ganado muy abundante. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Subió también con ellos una abigarrada muchedumbre y gran cantidad de ganado menor y mayor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y también subió con ellos grande multitud de diversa clase de gentes, ovejas, vacas y muchísimo ganado. |
Así que, cuando la gente oyó lo que decía el libro de la Ley, expulsaron de Israel a todos los que se habían mezclado con extranjeros.
Moisés le contestó: —Debemos ir todos nosotros, pues vamos a celebrar una fiesta en honor de nuestro Dios. Iremos con todos nuestros jóvenes y ancianos, con nuestros hijos e hijas, y también nos llevaremos nuestras ovejas y vacas.
Pero era tanta la sed que tenían, que comenzaron a criticar a Moisés. Le dijeron: —¿Para esto nos sacaste de Egipto? ¿Para matarnos de sed, junto con nuestros hijos y nuestros animales?
Un día, el hijo de una israelita y un egipcio se peleó con otro israelita. La madre israelita se llamaba Selomit, y era hija de Dibrí, de la tribu de Dan. En la pelea, el hijo de Selomit ofendió a Dios. Entonces lo llevaron ante Moisés,
Cada noche el maná y el rocío del campo caían juntos. El maná era pequeño como la semilla del cilantro, y amarillo como la resina. Por la mañana la gente salía al campo a recogerlo, luego lo molía, lo cocinaba y hacía panes con él. El maná tenía un sabor parecido al del pan de harina con aceite. Sin embargo, entre los israelitas había gente de otros pueblos que solo se preocupaba por comer. Los israelitas se dejaron llevar por ellos, y empezaron a llorar y a decir: «¡Ojalá pudiéramos comer carne! ¿Se acuerdan del pescado que comíamos gratis en Egipto? ¡Y qué sabrosos eran los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos que allá comíamos! En cambio, ahora nos estamos muriendo de hambre, ¡y lo único que vemos es maná!»
Los israelitas insistieron: —Te prometemos no apartarnos del camino principal. Y en caso de que alguno de nosotros, o nuestro ganado, llegue a beber agua de tus pozos, te la pagaremos. Lo único que queremos es pasar por tu territorio. Pero el rey de Edom les respondió:
La tribu de Rubén y la de Gad tenían mucho ganado. Cuando vieron que la región de Jazer y de Galaad era buena para el ganado
A las mujeres y a los niños les pedí que se quedaran en las ciudades que ya les había dado, junto con el ganado que tenían, pues era mucho.