Dios me llevó a esa ciudad, y allí vi a un hombre que parecía estar hecho de bronce. Estaba de pie, junto a la entrada, y en la mano tenía una cinta de lino y una regla para medir.
Apocalipsis 21:15 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual El ángel que me hablaba tenía una regla de oro, y con esa regla midió la ciudad, sus portones y su muralla. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. Biblia Nueva Traducción Viviente El ángel que hablaba conmigo tenía en la mano una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla. Biblia Católica (Latinoamericana) El ángel que me hablaba tenía una caña de medir de oro, para medir la ciudad, las puertas y la muralla. La Biblia Textual 3a Edicion Y el que hablaba° conmigo tenía una medida, una vara de oro, para medir la ciudad, y sus puertas y su muro.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 El que hablaba conmigo usaba como medida para medir la ciudad, sus puertas y su muralla una caña de oro. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el que hablaba conmigo, tenía una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro. |
Dios me llevó a esa ciudad, y allí vi a un hombre que parecía estar hecho de bronce. Estaba de pie, junto a la entrada, y en la mano tenía una cinta de lino y una regla para medir.
1 (5) Volví a levantar la vista, y vi delante de mí a un hombre con una cinta de medir en la mano.
2 (6) Le pregunté a dónde iba, y me dijo: «Voy a medir la ciudad de Jerusalén. Quiero saber cuánto mide de largo y cuánto de ancho».
Por fuera estaba rodeada por una muralla alta y grande. En la muralla había doce portones; en cada portón había un ángel, y en cada portón estaba escrito el nombre de una de las doce tribus de Israel.
La ciudad era cuadrada; sus cuatro lados medían lo mismo. El ángel midió la ciudad con la regla de oro, y medía dos mil doscientos kilómetros, tanto de ancho como de largo y de alto.
Y los doce portones eran doce perlas; cada portón estaba hecho de una sola perla. La calle principal de la ciudad estaba cubierta de un oro tan puro que brillaba como el vidrio transparente.
Los portones de la ciudad no se cerrarán de día, y allí nunca será de noche.