Isaías dijo: «Pueblo mío, que has sufrido grandemente, yo te he anunciado lo que me mostró el Dios todopoderoso, el Dios de Israel».
Amós 3:8 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Si el león ruge, todo el mundo tiembla de miedo. Si nuestro Dios habla, todo profeta tiene que hablar. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará? Biblia Nueva Traducción Viviente El león ha rugido, así que, ¿quién no tiene miedo? El Señor Soberano ha hablado, así que, ¿quién puede negarse a proclamar su mensaje? Biblia Católica (Latinoamericana) Así, como nadie queda impertérrito al oír el rugido del león, así tampoco se negará nadie a profetizar cuando escucha lo que le habla el Señor. La Biblia Textual 3a Edicion Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si Adonay YHVH habla, ¿Quién no profetizará? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ruge el león: ¿quién no temblará? Habla Yahveh: ¿quién no profetizará? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Rugiendo el león, ¿quién no temerá? Hablando el Señor Jehová, ¿quién no profetizará? |
Isaías dijo: «Pueblo mío, que has sufrido grandemente, yo te he anunciado lo que me mostró el Dios todopoderoso, el Dios de Israel».
Dios le dijo a Isaías: «Yo defenderé a mi pueblo que vive en Jerusalén, como se defiende el león cuando ha matado a una oveja: no se deja asustar por los gritos de los pastores.
»Hay días en que quisiera no acordarme más de ti ni anunciar más tus mensajes; pero tus palabras arden dentro de mí; ¡son un fuego que me quema hasta los huesos! He tratado de no hablar, ¡pero no me puedo quedar callado!
Pero Jeremías, dirigiéndose a los jefes y a todo el pueblo, dijo: «Lo que he dicho contra el templo y contra Jerusalén, Dios mismo me mandó a anunciarlo.
»Ese día le devolveré a Israel el poder que antes tuvo, y tú podrás hablarles con toda libertad. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel».
Estos fueron los mensajes de Amós: «Cuando Dios se enoja y habla desde Jerusalén, se marchitan los pastos; ¡se reseca el monte Carmelo!»
»Pero ustedes, pueblo de Israel, emborracharon a los nazireos y no dejaron que los profetas les comunicaran mis mensajes.
Si el león ruge en la selva, es porque está hambriento; si gruñe en su cueva, es porque atrapó un animal.
Pedro y los demás apóstoles respondieron: —Nosotros primero obedecemos a Dios, y después a los humanos.
Yo no anuncio la buena noticia de Cristo para sentirme importante. Lo hago porque Dios así me lo ordenó. ¡Y pobre de mí si no lo hago!
Pero uno de los ancianos me dijo: «No llores más, que ha salido vencedor el heredero del trono de David, a quien se le llama el León de Judá. Solo él tiene la autoridad de romper los siete sellos y de abrir el rollo.»