Sin embargo, el ayudante personal del rey le había dicho: «¡Esto no sucederá ni aunque Dios abra las ventanas de los cielos!» Y fue entonces cuando Eliseo le contestó: «Tú lo vas a ver con tus propios ojos, pero de eso no comerás nada».
2 Reyes 7:20 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Y así sucedió, porque la gente lo atropelló a la entrada de la ciudad y murió. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y le sucedió así; porque el pueblo le atropelló a la entrada, y murió. Biblia Nueva Traducción Viviente Y así fue, las multitudes lo aplastaron y murió a la entrada de la ciudad. Biblia Católica (Latinoamericana) Y así ocurrió: la gente lo pisoteó en la puerta de la ciudad, y murió. La Biblia Textual 3a Edicion Y le sucedió así, pues el pueblo lo atropelló en la puerta, y murió. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y así le sucedió, pues el pueblo lo atropelló junto a la puerta, y murió. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y le sucedió así; porque el pueblo lo atropelló a la puerta, y murió. |
Sin embargo, el ayudante personal del rey le había dicho: «¡Esto no sucederá ni aunque Dios abra las ventanas de los cielos!» Y fue entonces cuando Eliseo le contestó: «Tú lo vas a ver con tus propios ojos, pero de eso no comerás nada».
Dios había anunciado que todo el país iba a pasar hambre durante siete años. Por eso Eliseo le aconsejó a la madre del niño que resucitó: «Vete con tu familia a otro lugar».
Al día siguiente, se levantaron muy temprano y se prepararon para ir hacia el desierto de Tecoa. Cuando iban saliendo de Jerusalén, Josafat se puso de pie y les dijo: «Escúchenme con atención, todos los que viven en Jerusalén y en Judá: Confíen en nuestro Dios, y en sus profetas; si lo hacen, todo saldrá bien; ¡nada nos sucederá!»
Mientras estén comiendo y bebiendo, Dios dará rienda suelta a su enojo y descargará sus golpes sobre ellos.
”En cambio, hago que las palabras y los planes de mis servidores y mensajeros se cumplan y tengan éxito. Yo declaro que la ciudad de Jerusalén volverá a ser habitada; las ciudades de Judá volverán a ser reconstruidas, y no estarán más en ruinas.
Y así sucedió: en el mes de Etanim de ese mismo año, el profeta Hananías murió.
Pero Dios les dijo a Moisés y a Aarón: «Ustedes no creyeron en mí, ni me honraron delante de los israelitas. Por eso, no entrarán con ellos al territorio que les voy a dar».