Al día siguiente, se levantaron muy temprano, y el sol se reflejaba en el agua, lo que hacía que el agua se viera de color rojo. Al verla, los moabitas pensaron que se trataba de sangre,
2 Reyes 3:23 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual y dijeron: «¡Es sangre! Seguro que los reyes lucharon entre sí y se mataron unos a otros. ¡Vamos a buscar las cosas que quedaron!» Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y dijeron: ¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto uno contra otro, y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al botín! Biblia Nueva Traducción Viviente «¡Es sangre! —exclamaban—. ¡Seguro los tres ejércitos se atacaron mutuamente y se mataron unos a otros! ¡Hombres de Moab, vamos a recoger el botín!». Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces comentaron: '¡ Eso es sangre! ¡Los reyes se pusieron a pelear y se hirieron unos a otros! ¡Moabitas, vamos al pillaje!' La Biblia Textual 3a Edicion y dijeron: ¡Es sangre! Ciertamente los reyes se han atacado uno a otro y cada uno ha matado a su compañero. Ahora pues Moab: ¡Al botín! Biblia Serafín de Ausejo 1975 y exclamaron: '¡Eso es sangre! los reyes han desenvainado la espada y se han matado unos a otros. Ahora, pues, Moab, ¡al saqueo!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y dijeron: ¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto uno contra el otro y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al despojo! |
Al día siguiente, se levantaron muy temprano, y el sol se reflejaba en el agua, lo que hacía que el agua se viera de color rojo. Al verla, los moabitas pensaron que se trataba de sangre,
Pero cuando los moabitas llegaron al lugar, los israelitas se levantaron y los atacaron. Los moabitas trataron de escapar, pero los israelitas los persiguieron y los mataron.
Dios había hecho que el ejército de Siria escuchara ruidos como de carros de guerra, de caballos y de un gran ejército, por lo que los soldados dijeron: «¡El rey de Israel les ha pagado a los reyes hititas y al rey de Egipto para que luchen contra nosotros!»
»Nuestros enemigos pensaron: “¡Vamos a perseguirlos! ¡Vamos a darles alcance! ¡Vamos a acabar con ellos! ¡Les quitaremos todo lo que tengan, y nos lo repartiremos!”
”He arrasado con toda la tierra. He dejado sin nada a los pueblos, como quien roba huevos de un nido; ¡nadie movió un dedo, nadie protestó!”
“Seguramente se están repartiendo lo que ganaron en la guerra: Una o dos mujeres para cada capitán, telas de muchos colores para Sísara, uno o dos pañuelos bordados en colores para adornarse el cuello…”.