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Proverbios 6:3 - Biblia Torres Amat 1825

Haz, pues, hijo mío, lo que te digo, y líbrate a ti mismo, ya que has caído en manos de tu prójimo: corre de una a otra parte, apresúrate, despierta a tu amigo,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo; Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

sigue mi consejo y sálvate, pues te has puesto a merced de tu amigo. Ahora trágate tu orgullo; ve y suplica que tu amigo borre tu nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pues bien, haz esto, hijo mío: ¡libérate lo más pronto! ¿No ves que estás a merced de otro? ¡Anda a verlo, ponte de rodillas, suplícale!

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La Biblia Textual 3a Edicion

Haz esto ahora hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo: Ve, humíllate, e importuna a tu prójimo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

haz esto, hijo mío, para librarte, pues has caído en poder de tu prójimo: ve corriendo y ruega a tu prójimo;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo; ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

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Lòt tradiksyon



Proverbios 6:3
8 Referans Kwoze  

Respondió David a Gad: En un estrechísimo apuro me veo; pero más quiero yo caer en las manos del Señor (cuya misericordia es tan grande) que no en manos de hombres.


Entonces Semeías, profeta, se presentó ante Roboam, y los príncipes de Judá, que se habían congregado en Jerusalén huyendo de Sesac, y les dijo: Esto dice el Señor: Vosotros me abandonasteis; pues yo también os abandono a vosotros en poder de Sesac.


E hizo el mal delante de los ojos del Señor su Dios, ni respetó a Jeremías profeta, que le hablaba de parte del Señor.


No me dejaste encerrado en manos del enemigo, sino que abriste ancho camino a mis pies.


Entraron, pues, Moisés y Aarón en el palacio del faraón, y le dijeron: Esto dice el Señor Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo rehusarás sujetarte a mí? Deja salir a mi pueblo a ofrecerme sacrificios.


tú te has enlazado mediante las palabras de tu boca, y ellas han sido el lazo en que has quedado preso.


no concedas sueño a tus ojos, ni dejes que se cierren tus párpados.


No queráis, hermanos, hablar mal los unos de los otros. Quien habla mal de un hermano, o quien juzga a su hermano, éste tal de la ley habla mal, y a la ley juzga, o condena. Mas si tú juzgas a la ley, ya no eres observador de la ley, sino que te haces juez de ella.