Si obedecieren y fueren dóciles, acabarán sus días felizmente, y sus años con gloria;
Proverbios 1:33 - Biblia Torres Amat 1825 Mas el que me escuchare, reposará exento de todo temor, y nadará en la abundancia, libre de todo mal. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Mas el que me oyere, habitará confiadamente Y vivirá tranquilo, sin temor del mal. Biblia Nueva Traducción Viviente En cambio, todos los que me escuchan vivirán en paz, tranquilos y sin temor del mal». Biblia Católica (Latinoamericana) Pero el que me escucha dormirá en paz, no tendrá que temer la desgracia. La Biblia Textual 3a Edicion Pero el que me oiga, habitará confiadamente, Y estará tranquilo, sin temor del mal. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero quien me escucha morará seguro, vivirá tranquilo, sin miedo a la desdicha. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas el que me oyere habitará seguro, y vivirá tranquilo, sin temor del mal. |
Si obedecieren y fueren dóciles, acabarán sus días felizmente, y sus años con gloria;
¡Ah si mi pueblo me hubiese oído a mí, si hubiesen seguido los hijos de Israel por mis caminos!
Ningún acontecimiento podrá contristar al justo; los impíos al contrario estarán llenos de pesadumbre.
En el temor del Señor se haya la firme esperanza; en ella vivirán sus hijos.
Pero al contrario, esta misma paciencia con que es tolerado el pecador, aunque peque cien veces, me ha hecho conocer a mí que serán dichosos aquellos que temen a Dios y respetan su majestad.
Vosotros pusisteis para siempre vuestra esperanza en el Señor, en el Señor Dios, que es nuestra fortaleza eterna.
Y reposará mi pueblo en hermosa mansión de paz, y en tabernáculo de perfecta seguridad, y en el descanso de la opulencia.
¡Ojalá hubieras atendido a mis mandamientos; hubieras sido tú paz o felicidad como un río, y tu justicia o santidad tan copiosa como los abismos del mar,
Prestad oídos a mis palabras, y venid a mí: Escuchad, y vuestra alma hallará vida y asentaré con vosotros alianza sempiterna, en cumplimiento de las misericordias prometidas a David.
Ejecutad mis preceptos, guardad y cumplid mis decretos, para que podáis habitar sin temor alguno en el país.
Y la tierra os dé sus frutos, de que comáis hasta saciaros, sin recelar violencia de nadie.
Todavía estaba Pedro hablando, cuando una nube resplandeciente vino a cubrirlos; y al mismo instante resonó desde la nube una voz que decía: Este es mi querido Hijo, en quien tengo todas mis complacencias. A él habéis de escuchar.
Antes cuando sintieres rumor de guerras y sediciones, no queráis alarmaros; es verdad que primero han de acaecer estas cosas, mas no por eso será luego el fin.
Esto es lo que debe transportaros de gozo, si bien ahora por poco tiempo conviene que seáis afligidos con varias tentaciones,