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Oseas 7:2 - Biblia Torres Amat 1825

Y porque no digan acaso en sus corazones que yo vuelvo a acordarme de todas sus maldades; actualmente están ellos rodeados de sus impiedades, las están cometiendo delante de mis ojos.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y no consideran en su corazón que tengo en memoria toda su maldad; ahora les rodearán sus obras; delante de mí están.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

La gente no se da cuenta de que los estoy mirando. Están cercados por sus acciones pecaminosas y yo las veo todas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ellos no se fijan que tengo presente su maldad. Ahora mismo sus obras están delante de mí acusándolos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y no reflexionan en su corazón que Yo tengo presente todas sus perversidades. Sus propias acciones los han copado, Y están delante de mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No consideran en su corazón que yo tengo presente su maldad: sus acciones los asedian, las tengo delante de mi rostro.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y no consideran en su corazón que tengo en la memoria toda su maldad; ahora los rodearán sus obras; delante de mí están.

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Lòt tradiksyon



Oseas 7:2
33 Referans Kwoze  

Porque los ojos de Dios observan los caminos de los hombres, y tiene él contados todos sus pasos.


Porque él dijo en su corazón: Dios ya de nada se acuerda; ha vuelto su rostro para no ver jamás nada.


Echa en olvido los delitos o flaquezas de mi mocedad, y mis necedades. Acuérdate de mí, según tu misericordia; acuérdate de mí, ¡oh Señor!, por tu bondad.


Entended esto bien, vosotros que andáis olvidados de Dios; no sea que algún día os arrebate, sin que haya nadie que pueda libraros.


Así se reconocerá que el Señor hace justicia; al ver que el pecador ha quedado preso en las obras o lazos de sus propias manos.


Has colocado nuestras maldades delante de tus ojos, y nuestra conducta al resplandor de tu semblante.


¡Ay de la nación pecadora, del pueblo lleno de iniquidades, de la raza malvada, de los hijos desgarrados! Han abandonado al Señor, han blasfemado del Santo de Israel, le han vuelto las espaldas.


Como la que concibió da gritos acongojada con los dolores del parto que se acerca; tales somos nosotros, Señor, delante de ti.


Una parte de éste es ya ceniza y no obstante un corazón necio lo adora, y no se desengaña a sí mismo diciendo: Quizá la obra hecha por mi mano es una falsedad.


Por eso mi pueblo fue llevado cautivo, porque le faltó el saber, y sus nobles murieron de hambre, y la plebe pereció de sed.


Esto dice el Señor a ese pueblo que tanto gusta tener siempre en movimiento los pies, y no sosiega, y ha desagradado a Dios: Ahora se acordará el Señor de sus maldades y tomará cuentas de sus pecados.


Porque mis ojos están observando todos sus pasos; no se oculta ninguno a mis miradas; como no hubo maldad suya oculta a mi vista.


El pecado de Judá está escrito con punzón de hierro, y grabado con punta de diamante sobre la tabla de su corazón y en los lados de sus sacrílegos altares.


Tu malicia, ¡oh pueblo ingrato!, te condenará, y gritará contra ti tu apostasía. Reconoce, pues, y advierte ahora cuán mala y amarga cosa es haber tú abandonado el Señor Dios tuyo, y no haberme temido a mí, dice el Señor Dios de los ejércitos.


Grandioso eres en tus consejos e incomprensible en tus designios; contemplando están tus ojos todas las acciones de los hijos de Adán, para retribuir a cada uno según sus obras y según el mérito de su conducta.


Tus procederes y tus pensamientos te han ocasionado, ¡oh Jerusalén !, estas cosas; esa malicia tuya es la causa de la amargura que ha traspasado tu corazón.


¿Acaso el Señor no tuvo presentes, y no se irritó su corazón con aquellos sacrificios infames que ofrecíais en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes, y el pueblo de aquella tierra?


(en la ocasión en que tus adivinos, ¡oh Amón!, te anuncian cosas vanas y mentirosas adivinaciones) a fin de que estés pronta, y descargues tus golpes sobre los cuellos de los impíos amonitas, a quienes llegó el plazo señalado para el castigo de su maldad.


Vendrá, pues, el Señor a vigilar la conducta de Judá, y a castigar a Jacob , y le dará el pago que merecen sus obras y sus vanos caprichos.


Por lo cual será tratado el sacerdote como el pueblo; y yo castigaré su mal proceder, y le daré la paga de sus designios.


porque él nos ha cautivado, pero él mismo nos pondrá a salvo; él nos ha herido, y él mismo nos curará.


Ofrecerán hostias, inmolarán víctimas para el sacrificio, de las cuales comerán; mas el Señor no las aceptará, antes bien se acordará ahora de las maldades de ellos, y castigará sus pecados; entonces se acogerán a Egipto.


El colmo de su maldad fue allá en Galgal; allí les tomé yo aversión; yo los echaré de mi casa por causa de sus perversas obras; nunca más los amaré; todos sus príncipes son unos apóstatas.


Han pecado enormemente, como en los días aquellos pecaron los gabaonitas. Se acordará el Señor de la perversidad de ellos, y castigará sus maldades.


Este juramento ha hecho el Señor contra la soberbia de los hijos de Jacob : Yo juro que no me olvidaré jamás de todo lo que han hecho.


Anda y ve luego a Nínive, ciudad grande y predica en ella, porque el clamor de sus maldades ha subido hasta mi presencia.


Si no hacéis lo que decís, es indudable que pecaréis contra Dios; y tened entendido, que vuestro pecado recaerá sobre vosotros.


Mas nada está oculto que no se haya de manifestar; ni secreto que al fin no se sepa.


Por tanto, no queráis sentenciar antes de tiempo, suspended vuestro juicio hasta tanto que venga el Señor, el cual sacará a plena luz lo que está en los escondrijos de las tinieblas, y descubrirá en aquel día las intenciones de los corazones; y entonces cada cual será de Dios alabado según merezca.


¡Ojalá que tuviesen sabiduría e inteligencia, y previesen sus postrimerías!


Teniendo, pues, por sumo sacerdote a Jesús , Hijo de Dios, que penetró hasta lo más alto del cielo, y nos abrió sus puertas, estemos firmes en la fe que hemos profesado.