Mateo 5:10 - Biblia Torres Amat 1825 Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Biblia Nueva Traducción Viviente Dios bendice a los que son perseguidos por hacer lo correcto, porque el reino del cielo les pertenece. Biblia Católica (Latinoamericana) Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos. La Biblia Textual 3a Edicion Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,° porque de ellos es el reino de los cielos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Bienaventurados los perseguidos por atenerse a lo que es justo, porque de ellos es el reino de los cielos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia; porque de ellos es el reino del cielo. |
Oíd la palabra del Señor vosotros que la escucháis con respetuoso temor: Vuestros hermanos que os aborrecen y os desechan por razón de mi Nombre, dijeron: ¡Ea!, que muestre el Señor en vosotros su gloria, y la reconoceremos al ver la alegría de vuestro rostro. Mas no temáis, ellos quedarán confundidos.
Entretanto, cuando en una ciudad os persigan, huid a otra. En verdad os digo que no acabaréis de convertir a las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.
Jesús , por el contrario, les dijo: Dejad en paz a los niños, y no les estorbéis de venir a mí; porque de los que son como ellos es el reino de los cielos.
Entonces el rey dirá a los que estarán a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión del reino celestial, que os está preparado desde el principio del mundo;
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Lo que advirtiendo Jesús , lo llevó muy a mal y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo estorbéis; porque de los que se asemejan a ellos es el reino de Dios.
que ahora mismo en este siglo, y aun en medio de las persecuciones, no reciba el cien doblado por equivalentes de casas, y hermanos, y hermanas, de madres, de hijos de heredades; y en el siglo venidero, la vida eterna.
Pero antes que sucedan todas estas cosas se apoderarán de vosotros, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas, y meterán en las cárceles, y os llevarán por fuerza a los reyes y gobernadores, por causa de mi nombre,
Por eso yo os preparo el reino celestial como mi padre me lo preparó a mí;
Entonces levantando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y os separen, y os afrenten, y abominen de vuestro nombre como maldito, en odio del Hijo del hombre;
Acordaos de aquella sentencia mía que ya os dije: No es el siervo mayor que su amo. Si me han perseguido a mí, también os han de perseguir a vosotros; como han practicado mi palabra, del mismo modo practicarán la vuestra.
Y llamando a los apóstoles, después de haberlos hecho azotar, les dijeron que no hablasen más ni poco ni mucho en el Nombre de Jesús ; y los dejaron ir.
Por aquellos días se levantó una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén , y todos los discípulos, menos los apóstoles, se dispersaron por varios distritos de Judea, y de Samaria.
Porque las aflicciones tan breves y tan ligeras de la vida presente nos producen el eterno peso de una sublime e incomparable gloria,
Y no deben intimidaros los esfuerzos de los enemigos; pues esto que hacen contra vosotros y es la causa de su perdición, lo es para vosotros de salvación; y eso es disposición de Dios;
si no creemos, o fuéremos infieles, él permanece siempre fiel, no puede desmentirse a sí mismo.
Y ya se sabe que todos los que quieren vivir virtuosamente según Jesucristo, han de padecer persecución.
Ninguno cuando es tentado, diga que Dios le tienta; porque Dios no puede jamás dirigirnos al mal; y así él a ninguno tienta.
Sobre todo, hermanos míos, no queráis jurar ni por el cielo, ni por la tierra, ni con otro juramento alguno. Mas vuestro modo de asegurar una cosa sea: Sí, sí; no, no; para que no caigáis en condenación jurando falso o sin necesidad.
Quien tiene oído, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias: El que venciere no será dañado por la muerte segunda.