Después de esto Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo mayor de palacio, y Sobna, secretario, y Joahe, hijo de Asaf, canciller, volvieron a Ezequías , rasgados sus vestidos, y le refirieron las palabras de Rabsaces.
Mateo 26:65 - Biblia Torres Amat 1825 A tal respuesta, el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: Ha blasfemado; ¿qué necesidad tenemos ya de testigos? Vosotros mismos acabáis de oír la blasfemia. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras en señal de horror y dijo: «¡Blasfemia! ¿Para qué necesitamos más testigos? Todos han oído la blasfemia que dijo. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas, diciendo: '¡Ha blasfemado! ¿Para qué necesitamos más testigos? Ustedes mismos acaban de oír estas palabras blasfemas. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? ¡Ahora mismo habéis oído la blasfemia! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: '¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo acabáis de oír la blasfemia. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia. |
Después de esto Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo mayor de palacio, y Sobna, secretario, y Joahe, hijo de Asaf, canciller, volvieron a Ezequías , rasgados sus vestidos, y le refirieron las palabras de Rabsaces.
Y así ni el rey, ni ninguno de sus cortesanos que oyeron todas estas palabras o amenazas, temieron por esto, ni rasgaron sus vestiduras en señal de dolor.
si corcovado, si legañoso, si tiene nube en el ojo, si sarna incurable, si algún empeine en el cuerpo, o fuere eunuco.
Pero Josué, hijo de Nun y Caleb, hijo de Jefone, que habían también explorado la tierra, rasgaron sus vestidos,
Entonces los escribas y fariseos empezaron a pensar mal, diciendo para consigo: ¿Quién es éste, que así blasfema? ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios?
Le respondieron los judíos: No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque siendo tú un hombre, te haces Dios.
¿cómo de mí, a quien ha santificado el Padre, y ha enviado al mundo, decís vosotros que blasfemo, porque he dicho: Soy Hijo de Dios?
Lo cual apenas entendieron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgando sus vestidos, rompieron por medio del gentío, clamando,