Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por eso te ungió, ¡oh Dios!, el Dios tuyo con óleo de alegría, con preferencia a tus compañeros.
Mateo 25:4 - Biblia Torres Amat 1825 al contrario, las prudentes con las lámparas llevaron aceite en sus vasijas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Biblia Nueva Traducción Viviente pero las otras cinco fueron tan sabias que llevaron aceite extra. Biblia Católica (Latinoamericana) Las precavidas, en cambio, junto con las lámparas, llevaron sus botellas de aceite. La Biblia Textual 3a Edicion pero las prudentes tomaron aceite en las vasijas juntamente con sus lámparas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 en cambio, las sensatas, junto con sus lámparas, llevaron aceite en las vasijas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas. |
Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por eso te ungió, ¡oh Dios!, el Dios tuyo con óleo de alegría, con preferencia a tus compañeros.
Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, habéis de ser prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
Pero las cinco necias, al coger sus lámparas, no se proveyeron de aceite;
Como el esposo tardase en venir, se adormecieron todas, y al fin se quedaron dormidas.
Por tanto, cualquiera que escucha mis instrucciones y las practica, será semejante a un hombre cuerdo que fundó su casa sobre piedra;
Porque éste a quien Dios ha enviado, habla las mismas palabras que Dios; pues Dios no le ha dado su Espíritu con medida.
Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el espíritu, pues el espíritu de Dios habita en vosotros. Que si alguno no tiene el Espíritu de Cristo , éste no es de Jesucristo.
El que así mismo nos ha marcado con su sello, y que por arras de los bienes que nos ha prometido, nos da el Espíritu Santo en nuestros corazones.
No os he escrito como a ignorantes de la verdad, sino como a los que la conocen y la saben; porque ninguna mentira procede de la verdad, que es Jesucristo.
En fin, hijitos míos, permaneced en él; para que cuando venga, estemos confiados, y que al contrario no nos hallemos confundidos por él en su venida.
Vosotros al contrario, carísimos, elevándoos a vosotros mismos como un edificio espiritual sobre el fundamento de nuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,