El hombre corrompido no ama al que le corrige, ni va en busca de los sabios.
Mateo 21:46 - Biblia Torres Amat 1825 y queriendo prenderle, tuvieron miedo al pueblo; porque era mirado como un profeta. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque este le tenía por profeta. Biblia Nueva Traducción Viviente Querían arrestarlo, pero tenían miedo de las multitudes, que consideraban que Jesús era un profeta. Biblia Católica (Latinoamericana) Hubieran deseado arrestarlo, pero tuvieron miedo del pueblo, que lo consideraba como un profeta. La Biblia Textual 3a Edicion Y procuraron echarle mano, pero temían a las multitudes, porque éstas lo tenían por profeta. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y aunque intentaban arrestarlo, tuvieron miedo de la gente, porque lo tenían por profeta. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero cuando buscaron cómo echarle mano, tuvieron miedo de la multitud; porque ellos le tenían por profeta. |
El hombre corrompido no ama al que le corrige, ni va en busca de los sabios.
y yo circunvalaré a Ariel, y quedará en duelo y aflicción; y será para mí como un Ariel.
A lo que respondían las gentes: Este es Jesús , el profeta de Nazaret de Galilea.
Si respondemos del cielo, nos dirá: ¿Pues por qué no habéis creído en él? Si respondemos de los hombres, tenemos que temer al pueblo (porque todos miraban a Juan como un profeta).
Oídas estas parábolas de Jesús , los príncipes de los sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba por ellos;
Sabido esto por los príncipes de los sacerdotes y los escribas, andaban trazando el modo de quitarle la vida secretamente; porque le temían, viendo que todo el pueblo estaba maravillado de su doctrina.
Con esto quedaron todos penetrados de temor, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha aparecido entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo.
Lo que viendo el fariseo que le había convidado, decía para consigo: Si este hombre fuera profeta, bien conocería quién, y qué tal es la mujer que le está tocando, o que es una mujer de mala vida.
Al oír esto buscaban cómo prenderle; mas nadie puso en él las manos, porque aún no era llegada su hora.
A vosotros no puede el mundo aborreceros; a mí sí que me aborrece, porque yo demuestro que sus obras son malas.
¡Oh hijos de Israel!, escuchadme ahora: A Jesús de Nazaret, hombre autorizado por Dios a vuestros ojos, con los milagros, maravillas y prodigios que por medio de él ha hecho entre vosotros, como todos sabéis,