A lo que dijo Miqueas: Si tú vuelves victorioso, el Señor no habló por mi boca. Y añadió: Pueblos todos estad alerta, y sedme testigos.
Mateo 15:10 - Biblia Torres Amat 1825 Y habiendo llamado a sí al pueblo, les dijo: Escuchadme, y atended bien a esto: Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended: Biblia Nueva Traducción Viviente Luego Jesús llamó a la multitud para que se acercara y oyera. «Escuchen —les dijo—, y traten de entender. Biblia Católica (Latinoamericana) Luego Jesús mandó acercarse a la gente y les dijo: 'Escuchen y entiendan:' La Biblia Textual 3a Edicion Y llamando a la muchedumbre, les dijo: Oíd y entended: Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y llamando junto a sí al pueblo, les dijo: 'Oíd y entended: Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y llamó a sí a la multitud, y les dijo: Oíd, y entended: |
A lo que dijo Miqueas: Si tú vuelves victorioso, el Señor no habló por mi boca. Y añadió: Pueblos todos estad alerta, y sedme testigos.
Prestad oídos a mis palabras, y venid a mí: Escuchad, y vuestra alma hallará vida y asentaré con vosotros alianza sempiterna, en cumplimiento de las misericordias prometidas a David.
Embota el corazón de ese pueblo, tapa sus orejas, y véndale los ojos; no sea que quizá con sus ojos vea, y con sus orejas oiga, y comprenda con su mente, y se convierta, y tenga yo que curarle.
Cualquiera que oye la palabra del reino de Dios y no para en ella su atención, viene el mal espíritu y le arrebata aquello que se había sembrado en su corazón; éste es el sembrado junto al camino.
No lo que entra por la boca es lo que mancha al hombre, sino lo que sale de la boca; eso es lo que le mancha.
Según esto, cuando veáis que está establecida en el lugar santo la abominación desoladora que predijo el profeta Daniel (quien lea esto, nótelo bien),
para que Dios, Padre glorioso de Nuestro Señor Jesucristo, os dé espíritu de sabiduría y de ilustración para conocerle,
Por eso también nosotros desde el día en que lo supimos, no cesamos de orar por vosotros y de pedir a Dios que alcancéis pleno conocimiento de su voluntad, con toda sabiduría e inteligencia espiritual,
Pero pídala con fe sin sombra de duda, o desconfianza; pues quien anda dudando es semejante a la ola del mar alborotada y agitada de viento acá y allá.