Como un padre se compadece de sus hijos, así se ha compadecido el Señor de los que le temen.
Lucas 7:13 - Biblia Torres Amat 1825 Así que la vio el Señor, movido a compasión, le dijo: No llores. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando el Señor la vio, su corazón rebosó de compasión. «No llores», le dijo. Biblia Católica (Latinoamericana) Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: 'No llores. La Biblia Textual 3a Edicion Al verla, el Señor fue movido a compasión a causa de ella, y le dijo: No llores. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al verla, el Señor sintió compasión de ella y le dijo: 'No llores más'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. |
Como un padre se compadece de sus hijos, así se ha compadecido el Señor de los que le temen.
Pero tú, Señor Dios, compasivo y benéfico, paciente y misericordiosísimo y veraz,
Siendo tú, Señor, como eres, suave, y benigno, y de gran clemencia para con todos los que te invocan,
En todas las tribulaciones que les acontecieron, jamás se cansó el Señor de librarlos, antes bien el ángel que está en su presencia los sacaba a salvo; y él mismo a impulso de su amor y su clemencia los redimió, y los sobrellevó, y los ensalzó en todo tiempo.
¿No es Efraín para mí el hijo querido, el niño que yo he criado con ternura? Desde que yo le he hablado, le traigo siempre en la memoria; por eso se han conmovido por amor suyo mis entrañas. Y tendré para con él entrañas de misericordia, dice el Señor.
Me da compasión esta gente, porque hace ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer.
Después de esto eligió el Señor otros setenta y dos discípulos, a los cuales envió delante de él, de dos en dos. Por todas las ciudades y lugares adonde había de venir él mismo.
Un día estando Jesús orando en cierto lugar, acabada la oración, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como enseñó también Juan a sus discípulos.
Mas el Señor le dijo: Vosotros, ¡oh fariseos!, tenéis cuidado en limpiar el exterior de las copas y de los platos; pero el interior de vuestro corazón está lleno de rapiña y de maldad.
Respondió el Señor: ¿Quién piensas que es aquel administrador fiel y prudente, a quien su amo constituyó mayordomo de su familia, para distribuir a cada uno a su tiempo la medida de trigo correspondiente?
Mas el Señor, dirigiéndole a él la palabra, dijo: ¡Hipócritas!, ¿cada uno de vosotros no suelta su buey o su asno del pesebre, aunque sea sábado, y los lleva a abrevar?
Y el Señor les dijo: Si tuviereis fe tan grande como un granito de mostaza, diréis a ese moral: Arráncate de raíz, y trasplántate en el mar, y os obedecerá.
Mas Zaqueo, puesto en presencia del Señor, le dijo: Señor, desde ahora doy yo la mitad de mis bienes a los pobres; y si he defraudado en algo a alguno, le voy a restituir cuatro tantos más.
Y volviéndose el Señor, dio una mirada a Pedro. Y Pedro se acordó luego de la palabra que el Señor le había dicho: Antes que cante el gallo, tres veces me negarás.
Y cuando estaba cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; e iba con ella gran acompañamiento de personas de la ciudad.
Y se arrimó y tocó el féretro. (Y los que lo llevaban, se pararon). Dijo entonces: Mancebo, yo te lo mando, levántate.
Y Juan, llamando a dos de ellos, los envió a Jesús para que le hiciesen esta pregunta: ¿Eres tú aquel que vendrá a salvar al mundo, o debemos esperar a otro?
Entretanto lloraban todos por la niña, golpeándose el pecho. Mas él dijo: No lloréis, pues la niña no está muerta, sino dormida.
(Esta María es aquella misma que derramó sobre el Señor el perfume, y le limpió los pies con sus cabellos; de la cual era hermano el Lázaro que estaba enfermo).
Las hermanas, pues, enviaron a decirle: Señor, mira que aquel a quien amas está enfermo.
Le dijeron ellos: Mujer, ¿por qué lloras? Les respondió: Porque se han llevado de aquí a mi Señor; y no sé dónde le han puesto.
Le dijo Jesús : Mujer, ¿por qué lloras?; ¿a quién buscas? Ella suponiendo que sería el hortelano, le dice: Señor, si tú le has quitado, dime dónde le pusiste; y yo me lo llevaré.
Luego que supo Jesús que los fariseos habían sabido que él juntaba más discípulos, y bautizaba más que Juan
Arribaron a la sazón otras barcas de Tiberíades, cerca del lugar en que el Señor, después de haber dado gracias o echado su bendición, les dio de comer con los cinco panes.
y los que lloran, como si no llorasen; y los que están alegres lo es como si no lo estuviesen; y los que hacen compras, como si nada poseyesen;
Porque si creemos que Jesús , nuestra cabeza, murió y resucitó, también debemos creer que Dios resucitará y llevará con Jesús a la gloria a los que hayan muerto en la fe y amor de Jesús .
Ya que por razón de haber él mismo padecido y sido tentado, puede también dar la mano a los que son tentados.
Lleguémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia, y hallar el auxilio de la gracia para ser socorridos a tiempo oportuno.
Dicho esto, arrojaron fuera de sus confines todos los ídolos de los dioses ajenos, y sirvieron al Señor Dios; el cual se compadeció de sus miserias.