Donde viéndose en la opresión, oró al Señor su Dios, y concibió un vivísimo arrepentimiento delante del Dios de sus padres,
Lucas 23:41 - Biblia Torres Amat 1825 Y nosotros a la verdad estamos en él justamente, pues pagamos la pena merecida por nuestros delitos; pero éste ningún mal ha hecho. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. Biblia Nueva Traducción Viviente Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo». Biblia Católica (Latinoamericana) Nosotros lo hemos merecido y pagamos por lo que hemos hecho, La Biblia Textual 3a Edicion Porque nosotros, en verdad, justamente padecemos, porque recibimos° cosas dignas de las que hicimos, pero Éste, nada malo° hizo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Nosotros con justicia; pues estamos recibiendo lo merecido por nuestras fechorías. Pero éste nada malo ha hecho'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas Éste ningún mal hizo. |
Donde viéndose en la opresión, oró al Señor su Dios, y concibió un vivísimo arrepentimiento delante del Dios de sus padres,
Y después de todos los desastres que han caído sobre nosotros por nuestras pésimas obras, y por nuestros gran pecado, tú, oh Dios nuestro, nos has librado de la pena de nuestra iniquidad, y nos has salvado, como se ve hoy día;
Y se pusieron de pie, y se hizo la lectura en libro de la ley del Señor Dios suyo cuatro voces al día, y otras tantas alababan y adoraban al Señor su Dios.
Haciendo, pues, oración al Señor Dios mío, y tributándole mis alabanzas, dije: Dígnate escucharme, ¡oh Señor, Dios grande y terrible, que eres fiel en cumplir tu alianza y misericordia con los que te aman, y observan tus mandamientos!
Y estando él sentado en su tribunal, le envío a decir su mujer: No te mezcles en las cosas de ese justo, porque son muchas las congojas que hoy he padecido en sueños por su causa.
Con lo que viendo Pilato que nada adelantaba, antes bien, que cada vez crecía el tumulto, mandando traer agua, se lavó las manos a la vista del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo, allá os lo veáis vosotros.
Diciendo: Yo he pecado, pues he vendido la sangre inocente. A lo que dijeron ellos: A nosotros ¿qué nos importa? ¡Tú verás!
Entretanto el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús , visto el terremoto y las cosas que sucedían, se llenaron de gran temor, y decían: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
Mas el otro le reprendía, diciendo: ¿Cómo, ni aun tú temes a Dios, estando como estás en el mismo suplicio?
Decía después a Jesús : Señor, acuérdate de mí, cuando hayas llegado a tu reino.
Testigos sois vosotros, y también Dios, de cuán santa, y justa, y sin querella alguna fue nuestra mansión entre vosotros, que habéis abrazado la fe,
Allegaos a Dios, y él se allegará a vosotros. Limpiad, ¡oh pecadores!, vuestras manos; y vosotros de ánimo doble, purificad vuestros corazones.
predestinado sí ya de antes de la creación del mundo, pero manifestado en los últimos tiempos por amor de vosotros,
El es el que llevó la pena de nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero de la cruz, a fin de que nosotros, muertos a los pecados vivamos a la justicia; y él es por cuyas llagas fuisteis vosotros sanados.