Repártelo a siete y aun ocho o más personas; porque no sabes tú los males que pueden sobrevenirte en la tierra.
Lucas 12:17 - Biblia Torres Amat 1825 y discurría para consigo, diciendo: ¿Qué haré, que no tengo sitio para encerrar mis granos? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Biblia Nueva Traducción Viviente Se dijo a sí mismo: “¿Qué debo hacer? No tengo lugar para almacenar todas mis cosechas”. Biblia Católica (Latinoamericana) Pensaba: ¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mis cosechas. La Biblia Textual 3a Edicion y él razonaba dentro de sí,° diciendo: ¿Qué haré?° Porque no tengo donde más guardar° mis frutos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y discurría para sí de esta forma: '¿Qué voy a hacer, si ya no tengo dónde almacenar mis cosechas?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde almacenar mis frutos? |
Repártelo a siete y aun ocho o más personas; porque no sabes tú los males que pueden sobrevenirte en la tierra.
¿Que partas tu pan con el hambriento, y que a los pobres y a los que no tienen hogar los acojas en tu casa, y vistas al que veas desnudo, y no desprecies tu propia carne o a tu prójimo?
Mas ellos, pensativos, decían para consigo: Esto lo dice porque no hemos traído pan.
Al que te pide, dale; y no tuerzas el rostro al que pretenda de ti algún préstamo.
Se levantó entonces un doctor de la ley, y le dijo con el fin de tentarle: Maestro, ¿qué debo yo hacer para conseguir la vida eterna?
Sobre todo, dad limosna de lo vuestro que os sobra, y con eso todas las cosas estarán limpias en orden a vosotros.
Y en seguida les puso esta parábola: Un hombre rico tuvo una extraordinaria cosecha de frutos en su heredad;
Al fin dijo: Haré esto: Derribaré mis graneros, y construiré otros mayores, donde almacenaré todos mis productos y mis bienes,
Y después dijo a sus discípulos: Por eso os digo a vosotros: No andéis inquietos en orden a vuestra vida, sobre lo que comeréis y en orden a vuestro cuerpo sobre qué vestiréis.
Así que no estéis acongojados cuando buscáis de comer o de beber; ni tengáis suspenso o inquieto vuestro ánimo;
Vended, si es necesario, lo que poseéis, y dad limosna. Haceos unas bolsas que no se echen a perder; un tesoro en el cielo que jamás se agota, adonde no llegan los ladrones, ni roe la polilla.
Entonces el mayordomo dijo entre sí: ¿Qué haré, pues mi amo me quita la administración de sus bienes? Yo no soy bueno para cavar, y para mendigar no tengo cara.
Así os digo yo a vosotros: Granjeaos amigos con las riquezas de iniquidad, para que, cuando falleciereis, seáis recibidos en las moradas eternas.
Lo cual oyendo Jesús , le dijo: Todavía te falta una cosa: Vende todos tus haberes, dalos a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y después ven, y sígueme.
Le respondió: Bien está, buen criado, ya que en esto poco has sido fiel, tendrás mando sobre diez ciudades.
les respondía, diciendo: El que tiene dos vestidos, dé al que no tiene ninguno; y haga otro tanto el que tiene qué comer.
Oído este discurso, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: Pues, hermanos, ¿qué es lo que debemos hacer?
caritativos para aliviar las necesidades de los santos, o fieles; prontos a ejercer la hospitalidad.
exhórtalos a obrar bien, a enriquecerse de buenas obras, a repartir liberalmente, a comunicar sus bienes,
Quien tiene bienes de este mundo, y viendo a su hermano en necesidad cierra las entrañas, para no compadecerse de él, ¿cómo es posible que resida en él la caridad de Dios?